Pero el martes decidió retirar su emblemática Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos -más conocida como “ley ómnibus”-, el paquete de normas con el que planeaba hacer una reforma liberal en el país.
Ocurrió después de que los principales artículos de la ley fueran rechazados por una mayoría de legisladores en la Cámara de Diputados, donde se venía votando el paquete de normas artículo por artículo, luego de que la pasada semana se aprobara en general, tras tres días de acalorados debates (que generaron violentas manifestaciones afuera del Parlamento).
La decisión del mandatario, quien ordenó desde Israel -donde se encuentra realizando su primera gira- que el paquete de leyes vuelva a comisiones, causó sorpresa, ya que significa que todo regresa al punto de partida. Es decir, ya no vale la aprobación en general.
Si el gobierno quiere volver a presentar la Ley de Bases, que hasta ahora consideraba la piedra fundacional de su plan de reformas, deberá realizar de nuevo todo el trámite parlamentario desde el comienzo.
Sin embargo, el ministro del Interior, Guillermo Francos, señaló este miércoles que el gobierno no ha resuelto si volverá a presentar el proyecto, que incluía darle facultades extraordinarias al presidente para legislar sin tener que pasar por el Congreso, abría la posibilidad de privatizar varias empresas estatales, limitaba el derecho a la protesta y les daba mayores facultades a las fuerzas de seguridad, entre los puntos que generaban más resistencia.
El gobierno ya había reducido mucho la propuesta original -pasó de unos 660 artículos a unos 380 y se excluyeron los temas fiscales- con la intención de lograr su aprobación.
Tras su decisión de enviar el proyecto nuevamente a comisiones, el gobierno emitió un comunicado en el que apuntó los dardos contra los gobernadores, con quienes mantiene una puja por la distribución de la recaudación federal, diciendo que “tomaron la decisión de destruir la ley” a pesar de que antes se habían comprometido a apoyarla.
Por su parte, desde Israel, Milei acusó a los parlamentarios que rechazaron el paquete de ir en contra del mandato popular.
“La casta se puso en contra del cambio que los argentinos votamos en las urnas. Sabemos que no va a ser fácil cambiar un sistema donde los políticos se hicieron ricos a costa de los argentinos que se levantan todos los días a trabajar”, publicó en su cuenta de X (antigua Twitter).
“Nuestro programa de gobierno fue votado por el 56% de los argentinos y no estamos dispuestos a negociarlo con quienes destruyeron el país. Hay sectores de la política que se resisten a hacer los cambios que el país necesita. Van a tener que explicarle a la sociedad por qué”, continuó.
“Vamos a continuar con nuestro programa con o sin el apoyo de la dirigencia política que destruyó nuestro país. VIVA LA LIBERTAD CARAJO…!!!”, cerró, con su clásico latiguillo.
¿Y ahora?
El rechazo a la ley emblema de Milei dejó al descubierto una realidad que complicará cualquier plan del gobierno de volver a la carga en el Congreso.
Y es que, si bien el libertario ganó holgadamente las elecciones, su triunfo se dio en un balotaje.
En la primera vuelta electoral -la que vale para obtener escaños en el Congreso- sacó apenas el 30% y quedó segundo, a 7 puntos del kirchnerismo-peronismo, que logró la mayoría en ambas Cámaras.
