La escena política global está viviendo un nuevo periodo de incertidumbre, marcado por el accionar de dos figuras clave: Vladimir Putin y Donald Trump. El presidente ruso continúa con su estrategia de expansión e influencia en Europa del Este y Asia, mientras que Trump, en su posible regreso a la presidencia de Estados Unidos, promete una reconfiguración de las alianzas internacionales que podría alterar el equilibrio de poder.
Desde Moscú, Putin ha reforzado su postura ante Occidente, con el conflicto en Ucrania como principal foco de tensión. Al mismo tiempo, Rusia estrecha lazos con países como China e Irán, buscando desafiar el dominio occidental en el escenario global. Esta estrategia preocupa a la Unión Europea y la OTAN, que temen una mayor desestabilización en la región.
Por otro lado, Trump, quien lidera las encuestas en la carrera republicana para 2024, ha dejado claro que su política exterior será radicalmente distinta a la actual administración de Joe Biden. Ha cuestionado el apoyo incondicional a Ucrania, sugiriendo que una victoria suya podría cambiar la postura de EE.UU. respecto a Rusia y otras potencias globales.
La combinación de estos movimientos genera un temblor geopolítico que podría redefinir fronteras, alianzas y conflictos en los próximos años. Analistas advierten que el mundo se encamina hacia una nueva era de rivalidades estratégicas, en la que la diplomacia y el poder militar jugarán un papel crucial en la estabilidad internacional.
