Teherán, Irán – Irán vive una ola de protestas masivas en respuesta a la muerte de Mahsa Amini, una joven que falleció tras ser detenida por la policía de moralidad del país. Desde su muerte, se ha desencadenado indignación generalizada, con miles de personas saliendo a las calles para exigir justicia, derechos humanos y mayores libertades civiles. Las manifestaciones han crecido en intensidad y alcance, convirtiéndose en un clamor colectivo por un cambio social y político.
Las protestas, que inicialmente comenzaron en Teherán, se han extendido a diversas ciudades del país, con ciudadanos de diferentes edades y trasfondos uniéndose a la causa. Los manifestantes no solo exigen respuestas sobre la muerte de Amini, sino que también critican las políticas del gobierno iraní en materia de derechos de las mujeres y libertades individuales. En muchos lugares, se han visto enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad, que han respondido con gas lacrimógeno y detenciones.
La comunidad internacional ha expresado su apoyo a las movilizaciones y ha condenado la represión violenta por parte del gobierno. Organizaciones de derechos humanos han instado a las autoridades iraníes a llevar a cabo investigaciones transparentes y a respetar el derecho a la libre expresión. A medida que las protestas continúan, la situación en Irán se vuelve cada vez más tensa, dejando a muchos en el país esperanzados por un cambio significativo en la defensa de los derechos humanos.




