Aunque promovió grandes iniciativas, dejó en evidencia una ejecución marcada por incertidumbres y logros insuficientes para las verdaderas necesidades del departamento.
Carlos Amaya, en su papel como presidente de la Federación Nacional de Departamentos (FND), desempeñó un rol destacado al impulsar reformas estructurales que fortalecieron la descentralización y la autonomía de las regiones, beneficiando significativamente a Boyacá. Su gestión se caracterizó por un enfoque en la redistribución de recursos y la consolidación de la autonomía territorial, aspectos esenciales para reducir la dependencia del gobierno central y garantizar una mejor capacidad de gestión a nivel local.
Entre sus logros más importantes estuvo la aprobación de la reforma al Sistema General de Regalías, que aumentó gradualmente el porcentaje de los ingresos corrientes de la Nación destinado a las regiones, pasando del 23,8 % al 39,5 %. Esta reforma, considerada una de las más trascendentales en términos fiscales y políticos, prometió un impacto positivo para Boyacá al asegurar mayores recursos para proyectos en infraestructura, salud y educación. Sin embargo, la implementación gradual, prevista para desarrollarse en un periodo de 12 años, planteó preguntas sobre la inmediatez de los beneficios y la capacidad de los gobiernos regionales para administrar eficientemente los nuevos recursos.
Otro aspecto relevante de su gestión fue su compromiso con la autonomía territorial. Amaya lideró iniciativas legislativas como la reforma al Fondo Nacional de Pensiones de las Entidades Territoriales (Fonpet), orientadas a mejorar las condiciones financieras de los departamentos y liberar recursos para inversión. Este esfuerzo buscó fortalecer la gobernabilidad regional y promover la descentralización, lo que a largo plazo podría traducirse en una mayor capacidad de los departamentos para atender las necesidades de sus habitantes.
En el ámbito local, Amaya impulsó proyectos estratégicos para Boyacá, particularmente en Villa de Leyva, donde anunció la construcción de un colegio, una vía estratégica y un centro de convenciones de alto nivel. Estas iniciativas tenían como objetivo potenciar el desarrollo económico y turístico de la región, posicionando a Villa de Leyva como un referente nacional para la realización de eventos de gran escala. No obstante, surgieron cuestionamientos sobre si la inversión estaba equilibradamente distribuida en otras áreas del departamento, especialmente en zonas rurales con necesidades urgentes.
A pesar de los logros alcanzados, la gestión de Amaya dejó ciertas dudas en cuanto a los resultados tangibles para la población de Boyacá durante su periodo en la FND. Aunque los avances en la descentralización y la redistribución de recursos representan un paso importante hacia el fortalecimiento de las regiones, la verdadera medida de éxito reside en la capacidad de estos cambios para mejorar las condiciones de vida de los habitantes.
En consecuencia, Carlos Amaya marcó un hito en la historia de la Federación Nacional de Departamentos al liderar reformas clave que prometen transformar las dinámicas territoriales en Colombia. Sin embargo, su legado dependerá de cómo se implementen y gestionen estos avances en los próximos años, particularmente en Boyacá, donde los resultados esperados deberán reflejarse en el bienestar cotidiano de sus ciudadanos.



