La vicepresidenta y ministra de Igualdad, Francia Márquez, emitió este viernes un mensaje directo al presidente Gustavo Petro en sus redes sociales, donde afirmó: «No puedo tolerar la misoginia». Este pronunciamiento llega en medio de la controversia desatada por el nombramiento de Daniel Mendoza como embajador de Colombia en Tailandia.
Sin referirse explícitamente a Mendoza, Márquez destacó que «siempre es importante escuchar a nuestro pueblo» y recordó que el gobierno actual fue elegido por mujeres que buscan un cambio y el fin de las violencias patriarcales. Añadió: «Por esta razón, no es posible que quienes van en contra de la promesa del cambio con las mujeres integren este gobierno».
El mensaje de Francia Márquez
La vicepresidenta subrayó que las mujeres y niñas, al igual que todas las personas, merecen respeto y dignidad. Afirmó que rechaza cualquier forma de violencia y discriminación, especialmente si proviene de quienes ocupan o ocuparán cargos en el gobierno. Márquez concluyó: «Esto es una cuestión de principios, y los principios no se negocian».
La controversia por Daniel Mendoza
El nombramiento de Mendoza ha sido objeto de fuertes críticas debido a su falta de experiencia diplomática y por antiguos mensajes suyos en redes sociales que han sido señalados como apologías de violencia de género.
El presidente Petro, en un evento reciente, defendió la designación de Mendoza, argumentando que no podía censurarse el pasado personal de alguien basado en fotografías o situaciones privadas. Sin embargo, no se refirió a los comentarios previos de Mendoza que han generado rechazo.
Mendoza es conocido como autor y productor de la serie Matarife, una controvertida producción que abordó presuntas relaciones del expresidente Álvaro Uribe con el narcotráfico y el paramilitarismo. Aunque la serie le generó críticas y una orden de rectificación por parte de la Corte Constitucional, también le otorgó reconocimiento en algunos sectores.
La polémica por este nombramiento ha escalado, abriendo un debate sobre los criterios para designar altos cargos diplomáticos y la necesidad de coherencia con los principios proclamados por el gobierno.
