Presidente Petro pide cumplir justicia internacional en Palestina: “Permitir la alimentación al pueblo”.

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El presidente Gustavo Petro se pronunció sobre la crisis en la Franja de Gaza, calificando la situación como un genocidio perpetrado por Israel, y planteó que cualquier plan de paz debe basarse en el respeto al derecho internacional. A través de un mensaje en la red X, el mandatario enfatizó que el primer paso hacia la paz es permitir la alimentación al pueblo de Gaza y detener los bombardeos contra civiles.

Petro citó a Alfred de Zayas, exexperto independiente de la ONU en derechos humanos, quien sostuvo que la única hoja de ruta válida es la establecida por la Opinión Consultiva de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) del 19 de julio de 2024 y las medidas cautelares dictadas en el caso Sudáfrica contra Israel. Según De Zayas, también debe tomarse en cuenta el informe final de la Comisión Independiente de Investigación de la ONU sobre Palestina, respaldado por la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2024 con una mayoría abrumadora.

Mientras tanto, la crisis humanitaria en Gaza sigue deteriorándose de manera alarmante. De acuerdo con informes recientes, en casi dos años de ofensiva israelí han muerto al menos 453 palestinos por causas relacionadas con la desnutrición y la hambruna, de los cuales 150 eran niños. Solo entre el 22 y el 29 de septiembre de 2025, se registraron 13 nuevas muertes, incluidas tres de menores de edad. Las víctimas abarcan desde recién nacidos y lactantes hasta adultos mayores. Los médicos locales advierten que muchas madres tampoco pueden alimentar a sus hijos debido a la malnutrición que ellas mismas sufren.

El Ministerio de Sanidad de Gaza informó que, desde el 22 de agosto de 2025 —cuando un organismo avalado por la ONU declaró oficialmente la existencia de hambruna en el enclave— han fallecido 172 personas por desnutrición, entre ellas 35 menores.

La gravedad de la situación se ve potenciada por las restricciones impuestas por Israel al ingreso de ayuda humanitaria. El gobierno israelí asegura, sin pruebas, que los recursos terminan en manos de Hamás, por lo cual ha establecido un sistema de distribución controlado en complejos militarizados y gestionado por una fundación estadounidense. Sin embargo, este mecanismo ha derivado en incidentes mortales: según cifras de organizaciones palestinas, más de 2.500 personas han sido asesinadas por fuerzas israelíes en torno a estos centros de distribución o en puestos de control mientras intentaban conseguir alimentos.

La crisis se agrava por la falta de recursos hospitalarios, los bombardeos constantes y las órdenes de desplazamiento forzado, que dificultan aún más la atención médica de quienes padecen desnutrición. El escenario describe un colapso humanitario donde el hambre y la guerra se cruzan, con consecuencias devastadoras para la población civil.

En este contexto, el llamado del presidente Petro busca reforzar la idea de que la paz en Palestina solo puede construirse a partir de la justicia internacional y la protección de los derechos humanos fundamentales, siendo la alimentación y el cese de ataques contra civiles pasos inmediatos e indispensables.


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