Durante la instalación de la cuarta y última legislatura del Congreso, el presidente Gustavo Petro ofreció un discurso cargado de balance político y propuestas ambiciosas, en el que reiteró la urgencia de consolidar su agenda de cambio antes de finalizar su mandato. El mandatario hizo énfasis en logros como el aumento del salario mínimo, la disminución de la pobreza extrema y los avances en el proceso de paz con grupos armados, mientras insistía en que el país no puede volver al modelo económico que, según él, ha mantenido la desigualdad. En su intervención también criticó a sectores del legislativo por frenar reformas clave como la de la salud y la pensional.
Aunque sus afirmaciones han generado múltiples reacciones, especialmente en redes sociales, el eje central de su discurso fue político, no técnico: más que presentar cifras verificables, buscó consolidar una narrativa de resistencia y transformación frente a un Congreso que ha sido parcialmente opositor. Varios centros de análisis y medios han comenzado a contrastar algunos datos mencionados, como los relacionados con empleo formal y crecimiento económico. Sin embargo, más allá del debate sobre exactitud, el tono del presidente refleja un cierre de legislatura combativo, en el que reafirma su papel como líder de un proyecto de cambio aún inconcluso.




