El presidente colombiano Gustavo Petro criticó con firmeza las acciones militares de Estados Unidos en el marco de la lucha contra el narcotráfico, calificando los recientes bombardeos contra embarcaciones en el Océano Pacífico y el mar Caribe como “ejecuciones extrajudiciales”. Durante una rueda de prensa con medios internacionales desde la Casa de Nariño, Petro sostuvo que tales operaciones constituyen un uso desproporcionado de la fuerza, lo cual está prohibido y castigado por el Derecho Internacional, incluso si los ocupantes de las lanchas no son directamente responsables del tráfico de drogas.
El mandatario colombiano argumentó que esta práctica militar refleja una estrategia fallida y violenta que no aborda el problema de fondo del narcotráfico. Cuestionó la efectividad de las operaciones estadounidenses y planteó una visión alternativa centrada en la reducción del daño y en el respeto a los derechos humanos. En su planteamiento, Petro subrayó que la prioridad debe ser la incautación de drogas mediante inteligencia y cooperación internacional, sin recurrir al uso de fuerza letal.
El presidente hizo hincapié en que el verdadero poder detrás del comercio mundial de cocaína no reside en los campesinos productores ni en los lancheros que transportan la droga, sino en las grandes redes financieras y empresariales internacionales que operan desde las “ciudades de lujo del mundo”. Con esta afirmación, Petro buscó llamar la atención sobre la desigualdad y la hipocresía en la política antidrogas global, donde —según él— los sectores más vulnerables de la cadena del narcotráfico son los más castigados, mientras que los actores más poderosos permanecen impunes.
En este contexto, el mandatario explicó que su administración ha adoptado un nuevo enfoque en la política antidrogas, que busca sustituir el modelo de represión por uno de inclusión social y diálogo con las comunidades rurales. “El cambio de estrategia es no golpear al campesinado, sino ganármelo política y socialmente”, señaló Petro, insistiendo en que la única forma sostenible de reducir los cultivos ilícitos es mediante alianzas con los campesinos y programas de desarrollo alternativo que les brinden oportunidades económicas legítimas.
Asimismo, destacó los resultados positivos de la cooperación internacional no militar, especialmente con fuerzas policiales y organismos de inteligencia de diferentes países. Según explicó, la Armada de Colombia ha trabajado en operaciones conjuntas de incautación de cocaína en puertos, contenedores y buques, tanto en territorio nacional como en puntos intermedios y de destino. Petro resaltó que estas acciones han permitido confiscar toneladas de droga sin causar muertes, demostrando que es posible combatir el narcotráfico con eficacia y respeto por la vida humana.
De esta manera, el presidente defendió su política de sustitución de cultivos ilícitos y de lucha contra el narcotráfico sin violencia, contrastándola con la postura de Washington, a la que acusó de mantener una estrategia militarista e ineficaz. En su mensaje, Petro reafirmó que Colombia no puede seguir siendo escenario de una guerra impuesta desde el exterior, y que su gobierno busca construir una política soberana, basada en la inteligencia, la cooperación y la justicia social, como pilares de una nueva etapa en la lucha global contra las drogas.




