El presidente Gustavo Petro reveló que su gobierno ha iniciado contactos con el Clan del Golfo, también conocido como Ejército Gaitanista de Colombia, con la intermediación del gobierno de Catar. El anuncio se enmarca dentro de los esfuerzos del Ejecutivo para alcanzar la paz total en el país y reducir la violencia en las regiones más golpeadas por el conflicto armado.
El mandatario explicó que ya se desarrolló una primera ronda de conversaciones en Doha, Catar, entre el 14 y el 18 de septiembre, donde se lograron seis acuerdos iniciales que apuntan a la reconciliación, el desarme y la búsqueda de soluciones sostenibles frente a los retos que generan los grupos armados en Colombia. Se espera que pronto se anuncie una nueva fecha para continuar con este proceso de negociación.
En paralelo, Petro hizo un llamado al Ejército de Liberación Nacional (ELN) y en particular a su jefe negociador, Pablo Beltrán, para que se retomen los diálogos de paz suspendidos desde enero de 2025. El presidente instó a este grupo insurgente a “probar la paz de Colombia”, advirtiendo que no es necesario provocar tragedias ni destruir ciudades para avanzar en intercambios humanitarios y acuerdos.
El jefe de Estado recordó que el gobierno había decidido suspender las negociaciones con el ELN tras los ataques violentos en el Catatumbo, calificados como crímenes de guerra. Según Petro, estas acciones evidenciaron la falta de voluntad de paz del grupo, al cual acusó de haberse desviado hacia el narcotráfico y las disputas por el control territorial, más que de sostener una lucha política con objetivos revolucionarios.
En este contexto, el mandatario reiteró que su proyecto de paz total busca abrir espacios de diálogo incluso con organizaciones armadas como el Clan del Golfo, mientras que con el ELN todavía hay un camino complejo por recorrer debido a sus recientes acciones. La participación de Catar como mediador internacional se convierte en un factor clave para fortalecer la confianza y dar viabilidad a las conversaciones.
Con estos pasos, el gobierno de Petro intenta reactivar los procesos de negociación que habían quedado truncados, al mismo tiempo que busca consolidar un escenario donde el desarme, la reconciliación y la seguridad en las fronteras sean objetivos comunes. La meta final es sentar las bases de una paz estable y duradera que reduzca la violencia estructural y transforme las condiciones de las regiones más afectadas por la guerra.




