El Deportivo Cali, una de las instituciones más emblemáticas del fútbol colombiano, enfrenta una nueva tormenta judicial que sacude sus estructuras internas. Su presidente, Humberto Arias Bejarano, fue condenado a 19 años de prisión por el delito de fabricación, tráfico y porte ilegal de armas de fuego o municiones agravado, según una sentencia emitida el pasado 28 de febrero por el juez Jorge David Mora, del Circuito Penal Especializado de Cali.
El fallo judicial, que se conoció esta semana, ha generado una mezcla de conmoción e indignación entre los aficionados del club, directivos deportivos, exjugadores y la opinión pública en general, en especial por el momento de profunda crisis institucional y económica que atraviesa el equipo verdiblanco.
La sentencia, que impone casi dos décadas de reclusión al máximo dirigente del Deportivo Cali, se suma a una serie de controversias recientes que han deteriorado la imagen del club y profundizado la desconfianza entre socios e hinchas. Hasta el cierre de esta edición, la institución no ha emitido un pronunciamiento oficial respecto al proceso judicial ni al futuro de su dirigencia.
La sede administrativa del club, ubicada en la Carrera 1 #62-35, en el norte de Cali, ha mantenido completo hermetismo ante los medios de comunicación, generando más incertidumbre entre los seguidores del equipo que piden claridad y una renovación profunda en la cúpula del Deportivo Cali.
Arias Bejarano fue hallado culpable luego de una investigación que lo vinculó con la tenencia de armas de fuego de uso restringido y su posible relación con redes de tráfico ilegal de armamento. Aunque su defensa intentó desestimar las pruebas, el juez consideró que la evidencia presentada por la Fiscalía era sólida y suficiente para dictar la condena.
Este caso pone nuevamente sobre la mesa el debate sobre los estándares éticos y los filtros legales que deben regir el acceso y permanencia en cargos directivos de entidades deportivas. En el caso del Deportivo Cali, la situación es aún más crítica debido a su modelo de organización como club deportivo sin ánimo de lucro, donde los socios eligen a sus representantes.
Mientras tanto, voces autorizadas del entorno futbolístico han pedido la convocatoria urgente de una asamblea extraordinaria de socios para redefinir el rumbo de la institución, que ya venía lidiando con deudas millonarias, crisis de resultados deportivos y escasa credibilidad en sus procesos internos.
Exjugadores y referentes históricos del club, como el técnico Mario Desiderio y el exfutbolista Jorge Rayo, han expresado públicamente su preocupación por la pérdida de prestigio del Deportivo Cali y la necesidad de recuperar los valores que han caracterizado al equipo durante décadas.
Desde el frente institucional, algunos integrantes de comités internos y grupos de socios han propuesto la suspensión inmediata del cargo de Arias Bejarano y la conformación de una junta provisional que asuma la dirección mientras se aclara el futuro administrativo y legal del club.
Entre tanto, el plantel profesional continúa entrenando bajo un clima de incertidumbre. Cuerpo técnico y jugadores han preferido no pronunciarse sobre el tema, aunque fuentes cercanas aseguran que la situación ha impactado el ambiente interno y la concentración del grupo.
Este nuevo escándalo judicial marca un capítulo oscuro en la historia del Deportivo Cali, que durante décadas fue considerado ejemplo de gestión deportiva en Colombia y referente de procesos formativos. Hoy, con su dirigencia cuestionada y su reputación en entredicho, el club enfrenta uno de los desafíos más grandes de su historia reciente.



