El presidente Gustavo Petro defendió su gestión económica asegurando que su gobierno ha pagado alrededor de $100 billones de la deuda heredada de la administración de Iván Duque, al tiempo que afirmó no haber endeudado al país. Según explicó, la deuda externa prácticamente no creció durante su mandato, aunque reconoció que la deuda interna sí aumentó, responsabilizando de ello al Banco de la República.
El mandatario criticó con dureza la política monetaria del Emisor, señalando que su decisión de mantener tasas de interés reales elevadas constituye una medida “opositora” contra su gobierno. Petro la calificó como un traslado de recursos de la nación hacia los más ricos, e incluso afirmó que el objetivo detrás de esta estrategia es impedir que se evidencien los buenos resultados económicos de su administración. Consideró estas acciones como una “tropelía contra el estado social de derecho”.
En sus declaraciones, el presidente insistió en que la diferencia entre la deuda interna de 2022 y la de 2026 debe entenderse como un reflejo de cómo se han transferido recursos públicos a sectores privilegiados a través de las políticas del Banco de la República.
No obstante, a pesar de estas críticas, Petro resaltó los avances logrados en el frente social y laboral. Señaló que su gobierno ha conseguido la tasa de desempleo más baja del siglo XXI y que los trabajadores han alcanzado los mejores salarios en lo que va de este siglo. Subrayó que estos resultados se han logrado incluso en medio de un contexto adverso marcado por las decisiones de la autoridad monetaria.
De esta manera, el presidente reivindicó los logros de su gestión, presentándose como un mandatario que ha reducido deuda externa, defendido la estabilidad económica y mejorado indicadores laborales, mientras acusa al Banco de la República de obstaculizar un mejor desempeño económico con medidas que, según él, favorecen a las élites financieras del país.


