Preocupación nacional, el inicio de los diálogos de paz entre el Gobierno colombiano y las disidencias de las Farc de la Segunda Marquetalia, lideradas por alias Iván Márquez, el pasado 24 de junio en Caracas, Venezuela, marcó un hito en la política de Paz Total del presidente Gustavo Petro. Sin embargo, las declaraciones del consejero alto comisionado para la paz, Otty Patiño, encendieron una fuerte polémica y pusieron en tela de juicio la dirección y los principios de este proceso.
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Diálogos
Durante la instalación de los diálogos, Patiño lamentó públicamente la muerte de varios miembros de la Segunda Marquetalia en una operación militar en Nariño, refiriéndose a los acontecimientos como “fatídicos” y afirmando que estos eventos habían dañado la confianza construida con la organización desde febrero. La controversia no se centró solo en el contenido de sus declaraciones, sino en el tono emocional que empleó, que muchos interpretaron como una disculpa oficial del Estado a una agrupación ilegal, lo que generó indignación y un amplio debate en las redes sociales y en la opinión pública.
Las palabras de Patiño, respaldadas por el presidente Petro, el ministro de Defensa Iván Velásquez y el alto mando de las Fuerzas Militares, plantean preguntas fundamentales sobre la postura del Gobierno frente a las acciones de las fuerzas de seguridad y su compromiso con las víctimas del conflicto. La mención específica de Hermes Guerrero, un comandante de la Coordinadora Guerrillera del Pacífico abatido en la operación, añade una capa de complejidad al debate, subrayando la tensión entre el deber del Estado de garantizar la seguridad y la necesidad de construir confianza en el marco de las negociaciones de paz. Preocupación nacional.
Paz Total
La política de Paz Total de Gustavo Petro ha sido un eje central de su administración, con múltiples procesos de negociación en curso, incluyendo diálogos con el ELN y el Estado Mayor Central (EMC). Sin embargo, los eventos recientes revelan las profundas divisiones y desafíos inherentes a esta ambiciosa agenda. La prioridad de desescalar el conflicto y establecer territorios de paz contrasta fuertemente con la percepción de que el Gobierno podría estar cediendo demasiado frente a las demandas y sensibilidades de las organizaciones armadas. La instalación de los diálogos con la Segunda Marquetalia y el compromiso de avanzar en ciclos de negociación semanales demuestran una determinación clara por parte del Gobierno de Petro.
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