En los últimos años, la decisión de muchos jóvenes de no tener hijos ha generado un debate intenso sobre la visión actual de la maternidad y paternidad.

Los cambios en las prioridades de vida de las nuevas generaciones. Hoy en día, los jóvenes enfrentan realidades económicas, sociales y de seguridad muy distintas a las que vivieron sus padres y abuelos, lo cual influye profundamente en sus decisiones respecto a formar una familia. Esta tendencia no solo redefine el concepto tradicional de familia, sino que también plantea cuestionamientos sobre los valores y aspiraciones en un contexto cada vez más incierto y complejo.
A pesar de la creciente aceptación social, esta decisión sigue siendo objeto de estigmas y juicios en algunos sectores de la sociedad. Algunas personas consideran que esta postura representa una ruptura con los valores tradicionales, son componentes esenciales para la continuidad de la cultura y los lazos familiares. Sin embargo, para muchos jóvenes, el concepto de familia es flexible y adaptativo, una red de apoyo y amor que puede tener muchas formas y no necesariamente requiere de hijos para ser significativa.
En última instancia, esta postura resalta la importancia de reconocer y respetar la autonomía individual, así como la posibilidad de construir una vida significativa de acuerdo con los propios principios y aspiraciones.




