La carne de gallina es un ingrediente muy apreciado en la cocina tradicional, especialmente en caldos y sopas, pero muchos se preguntan por qué resulta más dura que la de pollo. La respuesta está en la edad del animal y en la composición de sus fibras musculares. Aun así, existen trucos sencillos para ablandarla y lograr preparaciones deliciosas.
¿Por qué la carne de gallina es más dura?
La principal diferencia entre la gallina y el pollo radica en la edad. Mientras el pollo se consume joven, la gallina ya ha pasado por su etapa de postura, lo que hace que su carne sea más fibrosa y con mayor cantidad de tejido conectivo.
Además, contiene menos grasa, lo que aporta un sabor más intenso, pero también una textura firme. Este colágeno extra requiere técnicas de cocción específicas para transformarse en gelatina y dar como resultado una carne suave.
Trucos sencillos para ablandar la carne de gallina
1. Cocción lenta y prolongada
La forma más tradicional de ablandar la carne de gallina es cocinarla a fuego bajo durante varias horas. La olla a presión es una gran aliada porque logra el mismo efecto en menos tiempo.
2. Marinados con ácidos naturales
Sumergir la gallina en limón, vinagre, yogur o vino durante algunas horas ayuda a descomponer fibras y suavizar la carne antes de cocinar.
3. Golpear la carne
Usar un mazo de cocina para romper fibras facilita que el calor penetre mejor y que la cocción sea más uniforme.
4. Salmuera previa
Dejar la carne en agua con sal por varias horas hidrata los tejidos y consigue un resultado más jugoso y tierno.
5. Ingredientes ablandadores
Frutas como la papaya verde o la piña contienen enzimas naturales que deshacen proteínas. También el jengibre puede añadirse al guiso para suavizar la carne sin alterar su sabor.
La gallina, ideal para caldos y sopas
La dureza de la carne de gallina no debe verse como un problema, sino como una oportunidad. Justamente, esa textura firme y el colágeno hacen que sea perfecta para caldos, sancochados y sopas nutritivas. Al cocinarla por largo tiempo, no solo se ablanda, sino que libera un sabor profundo muy apreciado en la gastronomía casera.
Conclusión
La carne de gallina es más dura que la de pollo por su edad y su tejido conectivo, pero con técnicas simples como la cocción lenta, los marinados ácidos y la ayuda de ciertos ingredientes naturales, se puede disfrutar de un plato tierno y lleno de sabor.
A la próxima vez que prepares gallina, aplica estos trucos y convierte su dureza en la base de una comida reconfortante.




