El truco del vinagre: mucho más que sabor
Agregar vinagre al pollo no solo potencia su sabor, también ofrece beneficios digestivos que muchas personas desconocen. Este ingrediente económico y natural se ha usado durante siglos en distintas cocinas del mundo por una razón muy clara: transforma por completo el plato.
Mejora la textura y el sabor
Cuando se agrega vinagre durante el marinado del pollo, este ayuda a descomponer ligeramente las proteínas, lo que ablanda la carne. El resultado es un pollo más jugoso, tierno y con un sabor más profundo. Puedes usar vinagre blanco, de manzana o balsámico, según el perfil de sabor que desees resaltar.
Estimula la digestión
Desde el punto de vista digestivo, el vinagre —especialmente el de manzana— contiene ácidos naturales que estimulan la producción de enzimas digestivas. Esto ayuda al cuerpo a descomponer mejor las proteínas del pollo y favorece una digestión más eficiente.
Además, el vinagre puede equilibrar el pH del estómago, facilitando el proceso digestivo y ayudando a reducir molestias como la acidez o la pesadez tras comer.
¿Cómo usarlo correctamente?
Para obtener estos beneficios, basta con añadir una o dos cucharadas de vinagre al marinado del pollo. Puedes combinarlo con ajo, especias, aceite de oliva y jugo de limón para potenciar aún más el sabor. Deja reposar la mezcla entre 30 minutos y 2 horas, según el tipo de receta.
Tip extra: Si cocinas el pollo a fuego lento o lo asas después del marinado, el sabor será más suave y equilibrado.
¿Qué tipo de vinagre es mejor?
- Vinagre de manzana: el más recomendado por sus propiedades digestivas y su sabor suave.
- Vinagre balsámico: ideal para recetas más gourmet, aporta dulzor.
- Vinagre blanco: más intenso, perfecto para platos más sencillos o limpieza de carnes.
Conclusión
Incorporar vinagre en el pollo es un truco simple pero poderoso. Mejora la textura, realza el sabor y facilita la digestión. Si buscas una forma fácil y saludable de elevar tus recetas, este pequeño cambio puede marcar la diferencia.




