Capturado por la comunidad, liberado por el silencio
Un nuevo caso de inseguridad y frustración ciudadana se vivió el pasado miércoles 22 de mayo en pleno centro de Duitama, donde un presunto ladrón fue sorprendido robando a un ciudadano en plena luz del día. El hecho ocurrió en una zona concurrida, lo que facilitó que varios testigos actuaran de inmediato, persiguieran al sujeto y lo retuvieran hasta que llegaron las autoridades.
El capitán Vargas, comandante de la Policía, confirmó que el individuo fue capturado en flagrancia y trasladado para adelantar el respectivo proceso judicial. Sin embargo, lo que parecía una victoria contra la delincuencia se diluyó en cuestión de horas.
La víctima no denunció y el implicado volverá directo a las calles
“La víctima decidió no interponer una denuncia formal”, explicó el oficial. Esta decisión impidió cualquier tipo de judicialización del implicado, quien quedó en libertad, sin cargos, sin antecedentes y con la posibilidad abierta de volver a delinquir.
Las autoridades no ocultaron su preocupación:
“Necesitamos que las personas denuncien para que estos delincuentes no queden en libertad y tengan un antecedente judicial. La denuncia es fundamental para combatir la impunidad”, subrayó el capitán Vargas.
¿Y si no denuncian, entonces cómo?
Este tipo de situaciones abre un debate profundo sobre el papel de la ciudadanía en la lucha contra la delincuencia. Si bien se entiende que muchas veces el miedo a represalias, el desgaste institucional, o la incredulidad en el sistema judicial frenan la decisión de denunciar, el silencio abre camino a la reincidencia.
Según el artículo 239 del Código Penal Colombiano, el delito de hurto simple puede acarrear penas de 32 a 108 meses de prisión, y si hay agravantes, como uso de armas o violencia, se puede tipificar como hurto calificado (artículo 240), con penas que llegan hasta los 15 años de cárcel. Pero sin denuncia, no hay delito formalmente reconocido. Sin proceso, no hay antecedentes. Y sin antecedentes, no hay justicia.
La denuncia: más que un trámite, una herramienta contra la impunidad
Denunciar no siempre garantiza una captura inmediata, pero sí alimenta el sistema de información delictiva, fortalece las bases para estrategias de seguridad territorial y ayuda a que los casos no desaparezcan en el olvido. Sin denuncias formales, los delincuentes no solo salen libres, sino que además pasan “limpios” ante la ley, sin historial, sin seguimiento, sin responsabilidad penal.
Y mientras tanto, las autoridades se enfrentan a una paradoja:
“La gente se queja de que las cifras no coinciden con la realidad, pero muchos hechos ni siquiera figuran en los reportes porque no se denuncian”, reconocen los mismos duitamenses.
La Policía advierte que sin denuncia, no hay justicia… ni antecedentes.
Ciudadanos valientes, pero la justicia necesita algo más
Esta vez, la comunidad actuó con coraje, demostró que la indiferencia no es la regla. Pero sin una denuncia formal, todo queda a medias. El sujeto fue identificado, retenido, entregado… y luego liberado.
¿Y si vuelve a hacerlo? ¿Y si esta vez no hay nadie que corra tras él? Cada caso que se deja pasar sin sentar precedente es una oportunidad más para la impunidad.




