Hoy el mundo celebra la Jornada Mundial de la Infancia, una fecha promovida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para reafirmar la responsabilidad colectiva de asegurar que todos los niños crezcan protegidos, valorados y con igualdad de oportunidades. Esta conmemoración recuerda dos hitos históricos: la Declaración de los Derechos del Niño (1959) y la Convención sobre los Derechos del Niño (1989), considerado el acuerdo internacional más ratificado en la historia.
Durante la jornada, centros educativos, instituciones de salud, organizaciones sociales y gobiernos desarrollan actividades culturales, pedagógicas y de sensibilización destinadas a fortalecer la protección integral de la niñez. En esta edición, la agenda global se enfoca en cuatro prioridades urgentes:
- Educación inclusiva y de calidad
- Salud mental y bienestar emocional
- Prevención de toda forma de violencia
- Reducción de la pobreza infantil
Los organismos internacionales advierten que, pese a los avances en escolarización y reducción del trabajo infantil, millones de niños continúan expuestos a riesgos extremos como explotación, desplazamiento forzado, abuso, conflictos armados y falta de atención en salud. Las desigualdades territoriales reflejan que la infancia sigue siendo un desafío que requiere acción conjunta y permanente.
La ONU renovó su llamado a los gobiernos para impulsar políticas públicas sólidas, garantizar entornos seguros, ofrecer apoyo psicosocial oportuno y asegurar acceso equitativo a servicios básicos. También subrayó el rol esencial de las familias y comunidades en la construcción de entornos donde cada niño sea cuidado, escuchado y respetado.
El mensaje central de la jornada es contundente: la infancia no es solo una etapa, es un derecho que requiere protección real y efectiva.
Cada niño tiene derecho a un presente seguro y a un futuro lleno de oportunidades, y el compromiso global debe traducirse en acciones, no únicamente en palabras.





