Durante meses, los crímenes parecían no tener rostro. Jóvenes asesinados en callejones oscuros, mujeres baleadas en plena vía, peleas a cuchillo que acababan con vidas en segundos. En el sur del Huila, la muerte caminaba con frecuencia por los municipios de Pitalito, Saladoblanco, Isnos, Timaná, Garzón y Guadalupe, dejando un rastro de dolor y miedo.
Pero esa racha comenzó a frenarse esta semana, cuando un operativo coordinado entre la SIJIN y la Fiscalía dejó tras las rejas a nueve personas señaladas de estar detrás de varios homicidios registrados en los últimos dos años. La acción fue bautizada como Operación Fénix, y no fue producto de un golpe de suerte. Fueron meses de seguir pistas, comparar testimonios, revisar cámaras y cruzar llamadas hasta lograr ubicar a los presuntos responsables.
Prontuario de los capturados
Las capturas ocurrieron en puntos clave del sur del departamento. Entre los casos más delicados está el de una joven de 23 años asesinada en la vereda Salen de Isnos cuando iba en moto. También el de un joven apuñalado en plena plaza cívica de Pitalito, otro baleado en el barrio Cristo Rey y dos ciudadanos muertos en Timaná y Saladoblanco. En total, ocho homicidios y un intento de asesinato hacen parte del paquete judicial.
Los capturados no eran desconocidos para las autoridades. Aparecen en registros por delitos como tráfico de drogas, porte ilegal de armas, hurto y hasta violencia intrafamiliar. Entre ellos están los hermanos Calixto y Miguel Antonio Antury, Juan David Sánchez Murcia, señalado del crimen en Isnos; Cristian Rodríguez Gutiérrez, Arbey Mauricio Martínez Rojas, Hermes Ordoñez Quisaboni, Robinson Ortiz Córdoba, Eider Arley Castaño Chicue y Juan Esteban Guaca Vargas.

Juicio a la violencia
Las capturas se ejecutaron con orden judicial, luego de que fiscales seccionales recopilaran el material necesario para imputarles delitos de homicidio agravado, tentativa de homicidio y porte ilegal de armas. Cinco de ellos fueron enviados a la cárcel y cuatro quedaron con detención domiciliaria. Ninguno aceptó los cargos.
En los allanamientos, se incautaron tres armas de fuego, incluyendo escopetas y una pistola, que habrían sido utilizadas en los crímenes. Ahora, cada una es una pieza clave en el rompecabezas judicial que busca probar que, detrás de los muertos, sí había responsables.
Mientras tanto, en Pitalito, el municipio con más casos, las cifras comienzan a moverse. Según datos oficiales, los homicidios se redujeron un 39% respecto al mismo periodo del año anterior. Aunque la cifra no borra las balas que ya se dispararon, ni devuelve las vidas que se apagaron, es un indicio de que algo se está haciendo.
Los rostros que antes estaban en la sombra hoy están frente a un juez. Y en el sur del Huila, aunque la violencia no se ha ido, parece que ahora tendrá que mirar por el retrovisor.



