Por drogadicta le quitaron sus hijos en Neiva, Huila

A una mujer le pudo su amor por las drogas que el amor a sus propios hijos.
Diana Catalina Gallego, drogadicta.
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A una mujer le pudo su amor por las drogas que el amor a sus propios hijos. Ese es el caso de Diana Catalina Gallego Rojas, una joven madre de escasos 24 años de edad quién tenía a su cargo dos hijos de 10 y 4 años. La madre de la mujer ya no da más producto del flagelo de las drogas que ha marcado la vida de su familia.

La historia

“Todo comenzó cuando nos tocó mudarnos para Neiva, nosotros veníamos de Bogotá, pero me divorcié de mi marido y decidí volver donde mi familia materna a seguir mi camino, fueron las palabras de Teresa Gallego la progenitora de Diana.

Según la desesperada mujer, Diana Catalina siempre fue una joven estudiosa y tranquila, pero por cuestiones laborales doña Teresa tuvo que ausentarse durante largos periodos de tiempo, le tocaban turnos muy pesados lo que le impedía estar a tiempo con las obligaciones de su hija, estar más pendiente de ella, sin embargo, nunca pensó que por este motivo su vida se convertiría en un calvario.

Tuvo un hijo enfermo

La primera vez que se enteró que su primogénita consumía drogas fue cuando dio a luz a su primer nieto, consecuencia del consumo el bebé nació con síndrome de abstinencia producto del bazuco que le suministraban a través de la placenta la inconsciente madre, con apenas 14 años para esa época.

Recayó

Tras un estricto plan canguro el niño salió adelante, pero la custodia fue transferida a la abuela por el grave problema de drogas de la menor. Seguido de esto, Diana ingresó a un centro de rehabilitación en el cual no aguantó ni un mes y cuando recayó lo hizo con más fuerza.

En esta oportunidad, estuvo habitando uno meses en las calles hasta que su madre por medio de promesas y de ayudas monetarias logró sacarla de nuevo de ese mundo, estuvo bien unos años, según narró Gallego ella tuvo que cambiarse de barrio y este fue el otro detonante para que la joven volviera con las malas compañías, para esta vez quedar embarazada de su segundo hijo.

Su madre, en medio de su desespero pensó que tal vez esta sería una buena opción para el cambio definitivo de su hija, pues en esta oportunidad se le veía muy entusiasmada con la llegada de este nuevo miembro a la familia, lo tenían en un hogar infantil mientras ella se desempeñaba en diferentes oficios.

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La ultima oportunidad

Había vuelto a tener la confianza de su familia y le dejaron tener a los menores en una aparta estudio que había tomado en arriendo en el barrio La Floresta, pasaron tan solo seis meses para que vecinos denunciaran múltiples olores relacionados con sustancias sicoactivas que ponían en riesgo la integridad física y emocional de los menores.


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