POLICÍA NARIÑENSE FUE ASESINADO

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En un trágico asalto ocurrido en la zona rural del corregimiento de Altamira, en Betulia, Antioquia, dos policías fueron asesinados durante un ataque armado mientras patrullaban la región. Los subintendentes Wilmer Ovidio Gallego Sepúlveda, de 39 años, y Edwin Danilo Chamorro Bastidas, de 32, fueron las víctimas fatales del suceso. La agresión, perpetrada por hombres armados con fusiles, dejó consternación en la comunidad y en las autoridades locales.

El ataque ocurrió en el sector conocido como La Cumbre, donde los oficiales realizaban labores de vigilancia. En un instante, el grupo de policías fue emboscado por los agresores, quienes, desde un lugar desconocido, abrieron fuego contra ellos. Ambos oficiales fueron alcanzados por los disparos y perdieron la vida en el acto.

El subintendente Edwin Chamorro era oriundo de Túquerres, en el departamento de Nariño, y su muerte ha sido especialmente sentida en su comunidad natal. Los habitantes de este municipio expresaron su profundo pesar a través de las redes sociales, donde se multiplicaron los mensajes de condolencias y apoyo a la familia del policía.

Por su parte, Wilmer Gallego, quien también se encontraba en su jornada de trabajo, deja atrás una carrera dedicada a la protección y seguridad de los ciudadanos. Sus compañeros en la Policía Nacional lo recuerdan como un hombre de gran valor y compromiso con su labor.

La comunidad de Betulia también está de luto. Las autoridades locales han condenado el hecho y aseguraron que se llevarán a cabo todas las investigaciones necesarias para dar con los responsables del ataque. Las primeras hipótesis apuntan a que los agresores podrían pertenecer a grupos armados ilegales que operan en la región, una zona marcada por la presencia de bandas criminales y actividades ilícitas.

El luto en la Policía Nacional es palpable, ya que este es el segundo ataque de este tipo en la región en las últimas semanas. Las autoridades han reforzado la seguridad en la zona y han solicitado la colaboración de la ciudadanía para identificar a los atacantes. Los uniformados caídos son recordados no solo por su valentía, sino por el compromiso con el servicio a la comunidad, aún en las circunstancias más peligrosas.

El caso ha generado una ola de solidaridad y apoyo hacia los familiares de los oficiales y el cuerpo de policía en general. La muerte de los subintendentes es un recordatorio de los riesgos que enfrentan cada día quienes trabajan en la protección del orden público en zonas rurales y de difícil acceso.


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