Agentes encubiertos se hicieron pasar por compradores, grabaron toda la transacción y entraron en acción en el momento exacto en que el intermediario rumano enseñaba a la niña de 15 días envuelta en una manta rosa: «Es sana, come bien, no llora mucho… por 3.000 euros os la lleváis ahora mismo». La madre biológica, una joven de 22 años con antecedentes por tráfico de drogas, había parido en un hospital público sin registrar el nacimiento y la entregó a una red que explotaba a mujeres en situación de extrema pobreza en la Costa del Sol. Los policías, con el corazón en un puño, pagaron el dinero marcado, cogieron a la pequeña y detuvieron en el acto a la madre, a su pareja y al intermediario.
La bebé, que aún no tiene nombre oficial, duerme ahora en un centro de menores protegido mientras los jueces deciden su futuro. Los investigadores descubrieron que la red llevaba meses ofreciendo bebés a precios de “ganga” (de 2.000 a 5.000 euros) a parejas desesperadas por adoptar de forma rápida y sin papeles. El comisario jefe de Málaga declaró con lágrimas en los ojos: «He visto de todo en 30 años de servicio, pero esto… esto es lo más inhumano que he vivido». La noticia ha provocado una oleada de indignación en toda España: Penélope Cruz, Malú y Paz Padilla ya han donado decenas de miles de euros a protectoras de infancia y piden que la pequeña lleve el nombre de “Esperanza”. En redes #BebéMálaga es tendencia mundial y la gente comparte fotos de sus propios hijos con el mensaje: «Ningún niño debería tener precio».




