El sepelio de José Miguel Demoya Hernández, alias Chirimoya, señalado como el quinto cabecilla del Clan del Golfo, generó revuelo en Ayapel (Córdoba). Tres arreglos florales encabezaron el cortejo fúnebre seguido por decenas de personas, mientras una multitud observaba desde el muelle. El cuerpo llegó en una caravana de canoas y botes adornados con globos verdes y blancos, al ritmo de corridos prohibidos y pólvora.
Chirimoya fue abatido el pasado 5 de abril en un operativo conjunto entre la Policía y las Fuerzas Militares. Según el Ministerio de Defensa, tenía más de 21 años de trayectoria criminal, cinco órdenes de captura por extorsión, homicidio y narcotráfico, y era requerido en extradición por Estados Unidos.
En 2021, la Policía había ofrecido hasta $400 millones por información sobre su paradero. Por eso, la masiva despedida ha generado cuestionamientos.
Aunque la ceremonia pública fue el lunes, el entierro se realizó el martes en una ceremonia privada cristiana, como era su voluntad. Su muerte mantiene en alerta a poblaciones del Bajo Cauca antioqueño, donde lideraba parte de la estructura criminal Arístides Mesa Páez, con más de 1.300 hombres bajo su mando.
