Los meses entre junio y septiembre corresponden a la segunda temporada seca del año, sin embargo, el hecho de estar bajo la influencia del fenómeno de ‘La Niña’ cambia un poco el panorama con respecto al comportamiento hidroclimatológico esperado.
El Centro de Predicción Climática de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), ha declarado que persistirán las condiciones de La Niña y «es probable que continúen hasta el invierno del hemisferio norte, en un 59%» para esta temporada, entre junio y septiembre, que se caracteriza por tener menos lluvias.
Por su parte, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), a través de la aplicación de su modelo de predicción climática para lluvias, estima que durante el trimestre consolidado julio-agosto-septiembre se presentarán volúmenes superiores al 30% por encima de los promedios históricos para la zona Andina del Valle del Cauca, así como disminuciones de un 30% en el litoral Pacífico del departamento.
La influencia de ‘La Niña’ en el Valle del Cauca ha sido muy marcada, pues se han presentado más de 16 meses consecutivos con excedentes de lluvias, frente al promedio histórico. Esta situación ha generado la condición de suelos saturados de humedad y, por ende, caudales de ríos con valores por encima de lo normal, ya que se reduce la capacidad de retención de las cuencas y la lluvia que cae sobre el terreno se convierte rápidamente en escorrentía superficial.
«La CVC invita a que se reconozca la variabilidad climática presente, en el sentido de concientizar y promover en la comunidad la implementación de hábitos sustentables, tanto de movilidad sustentable como de ahorro del agua y la conservación de coberturas vegetales, entre otras alternativas que permitan una mejor adaptabilidad al cambio climático, que es una realidad en el planeta», dijo Marco Antonio Suárez Gutiérrez, su director general.
Es importante destacar que estas condiciones persistentes incrementan el riesgo de deslizamientos de tierra en lugares vulnerables, así como de crecientes súbitas en la parte alta de las cuencas de la región Andina e inundaciones en las zonas planas.




