PODER ENERGÍA ESPIRITUAL

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Somos seres espirituales pasando algo de tiempo en un cuerpo humano, si dejamos de alimentarlo con la energía universal, entramos en un conflicto y esto nos descompensa nos da mal genio y empezamos en un retroceso.

Llamamos “energía” a esa fuerza vital que depende tanto de una reserva física como de un estado emocional. Mantener la energía en un mundo como el nuestro no es sencillo ya que hay entes o otras personas que nos la roban. Hay miles de factores que la sustraen. El Poder de la energía es una herramienta muy poderosa, hacemos parte de  algo muy grande, el comportamiento y el pensamiento, se relaciona con tu energía. Aprender a fluir de una manera armónica en la vida haciéndose consciente de la energía, vibraciones, sintonía, frecuencia, pensamientos, paradigmas, vicios, virtudes y un sinfín de situaciones cotidianas que te van a permitir alcanzar tus metas y ser una persona más plena contigo mismo y con los que te rodean.

Muchas veces la sola rutina basta para agotarnos. ¿Por qué ocurre esto? Quizás hay factores que nos impiden mantener la energía y esta termina derrochándose en asuntos que bien podrían ser resueltos. Estas son algunas de ellas.

  • Descansar, una clave para mantener la energía

Descansar es el medio por excelencia para mantener la energía. Debemos cuidar y enriquecer nuestros tiempos de descanso al máximo. Esa es la base de nuestro bienestar físico, emocional y cognitivo. Si no descansamos adecuadamente, simplemente no podemos funcionar de manera adecuada.

  • Cuidar la salud

Para mantener la energía en niveles equilibrados es absolutamente indispensable que cuidemos de nuestra salud. Esto incluye unos hábitos saludables y el seguimiento atento y tranquilo de cualquier problema de salud que se nos presente.

  • No eludir las situaciones difíciles

Los intentos por huir de las dificultades, cuando no queda más remedio que afrontarlas, solo termina agrandándolas y haciendo más difícil su manejo y su resolución. Podemos cerrar los ojos a los problemas, pero estos volverán, bien sea en forma de ansiedad, o bien por las consecuencias concretas que generen.

Aceptar y perdonar

Pocas actitudes nos roban más energía que la de resistirnos a la realidad. Esta casi nunca se ajusta a nuestros deseos, por eso resulta absurdo mantenernos en una posición de negación o de ignorancia parcial. Si nos interesa transformarla, el primer paso para hacerlo es aceptar la manera en la que se configura.

Perdonar es parte de esa aceptación. Perdonarnos a nosotros mismos por equivocarnos es admitir que somos humanos, que cometemos errores y que esto no nos resta valor. Perdonar a los demás es aceptar que también ellos incurren en errores, pero que esto es solo una parte de su realidad. Guardar rencores o fustigarnos solo nos quita vitalidad.


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