Familias, beneficiadas con restitución de tierras, vuelven a cultivar y
ofrecen productos frescos.
Detrás de cada alimento hay historias de resiliencia y amor por la tierra.
En el Cauca, las plazas de mercado siguen siendo el corazón del encuentro entre la
comunidad y los productos que nacen de la tierra. Comprar en estos espacios no es
solo un acto económico, sino un gesto de respaldo al campesinado que, con
esfuerzo y dedicación, cultiva los alimentos que llegan a la mesa de miles de
familias.
El llamado “compra local, compra al campesino” busca invitar a la ciudadanía a
preferir lo propio, lo que viene directamente de quienes trabajan la tierra. Y es que,
desde las ciudades, muchas veces se desconoce el camino que recorren los
alimentos para llegar al plato. Detrás de cada hortaliza, de cada fruta y de cada
grano, hay historias de familias que siembran con esperanza, enfrentando
dificultades, pero también celebrando el fruto de su labor.
Gracias a la restitución de tierras, muchas comunidades que en el pasado fueron
víctimas del despojo han podido regresar a sus territorios. Hoy, hombres, mujeres y
jóvenes encuentran en la agricultura no solo su sustento, sino también un motivo de
orgullo, al ofrecer productos frescos, orgánicos y llenos de vida.
Ana Elsa una mujer mayor, nos cuenta la dificultad de haber sido desplazada de sus
tierras, en el corregimiento de el Carmelo, socializa como ha encontrado fortaleza y
resiliencia en estas iniciativas. “Apoyar las ferias campesinas y las plazas de
mercado es también una forma de reconocer la resiliencia de quienes, a pesar de la
adversidad, nunca perdieron la fe. Estas familias, que sufrieron desplazamiento y
pérdidas, hoy se levantan más fuertes, recordándonos la importancia de valorar lo
propio” nos narra en su testimonio.
Cada compra en una plaza local representa la materialización de un sueño. Con
ello, se contribuye a la construcción de comunidades más fuertes y se respalda el
derecho del campesinado a vivir dignamente de su trabajo. Además, se fomenta una
economía circular que beneficia tanto a productores como a consumidores.
La invitación es clara: elegir lo nuestro. Llenar las plazas, respaldar las ferias
campesinas y reconocer que en cada producto hay amor por la tierra, sacrificio y
esperanza. Porque sí, estos alimentos son de calidad y llevan consigo la fuerza de
una historia de vida.
En el Cauca, apoyar al campesino es también defender la identidad cultural y
alimentar la esperanza de un futuro más justo y sostenible.

Pie: Ana Elsa Astudillo, participante.




