El pasado 16 de mayo, una familia del conjunto Vainillo de la Arboleda Campestre en Ibagué firmó un contrato de carpintería con Álvaro Valencia Guerra por valor de $6.600.000. El acuerdo contemplaba la fabricación e instalación de puertas y cocinas integrales para su vivienda. Como era usual en este tipo de trabajos, el contratista exigió el pago del 50% por adelantado, equivalente a $3.300.000, dinero que la familia entregó de buena fe tras obtener referencias a través del grupo de WhatsApp del conjunto residencial.
Valencia Guerra había llegado a la familia recomendado por otros residentes del sector, quienes aparentemente habían quedado satisfechos con trabajos anteriores. El carpintero se presentó como un profesional experimentado en remodelaciones y trabajos de ebanistería, mostrando fotografías de proyectos supuestamente realizados en otras viviendas de la ciudad. La confianza se fortaleció cuando firmó un contrato formal donde se especificaban los materiales, tiempos de entrega y garantías del trabajo.
Durante las primeras semanas después de la firma del contrato, Valencia Guerra mantuvo comunicación constante con la familia. Realizó mediciones detalladas de los espacios donde se instalarían las puertas y cocinas, e incluso llevó algunos materiales a la vivienda como muestra de su compromiso con el proyecto. Sin embargo, las primeras señales de alarma aparecieron cuando comenzó a cambiar constantemente las fechas de inicio de los trabajos principales.
Abandono
Después de instalar únicamente una división de baño, Valencia Guerra empezó a aplazar sistemáticamente las fechas de entrega. «Me decía que llegaba el jueves, luego que el martes, después la semana siguiente», explicó el denunciante. Esta dinámica de excusas y cambios de fechas se prolongó por varias semanas, generando cada vez mayor desconfianza en la familia afectada.
La situación se agravó cuando el carpintero dejó de responder llamadas telefónicas y mensajes de WhatsApp desde su número habitual. En un intento desesperado por mantener el contacto, Valencia Guerra llegó a comunicarse desde otro número telefónico que supuestamente pertenecía a su esposa, pero incluso esta comunicación alternativa cesó abruptamente sin dar explicaciones sobre el abandono del trabajo contratado.
Según investigaciones posteriores realizadas por los afectados, Valencia Guerra residía en el barrio Las Américas de Ibagué, aunque actualmente se presume que habría abandonado la ciudad para evitar enfrentar las consecuencias de sus actos. Vecinos del sector confirman que efectivamente vivía en esa zona, pero desde hace varias semanas no se le ha visto por el lugar, lo que refuerza la teoría de que huyó deliberadamente.
Los afectados han iniciado gestiones ante las autoridades competentes para denunciar formalmente el caso y solicitan que se investigue si existen más víctimas de este presunto estafador en la ciudad de Ibagué y sus alrededores.




