El caracol gigante africano (Achatina fulica) es una de las especies invasoras más peligrosas del mundo, y su presencia en Colombia ha encendido las alarmas por los riesgos que representa para la salud pública y los ecosistemas. La Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) ha intensificado sus esfuerzos para controlar su propagación, especialmente en diez municipios donde esta plaga ha sido detectada con mayor frecuencia. Este molusco, que puede alcanzar hasta 20 centímetros de longitud, no solo afecta la biodiversidad local sino que también es portador de parásitos que pueden causar enfermedades graves en humanos.
Según Alfred Ballesteros, director general de la CAR, el caracol gigante africano es una amenaza porque puede albergar varios parásitos en sus tejidos y en la baba que secreta. Entre estos parásitos se encuentran nematodos que pueden causar meningoencefalitis eosinofílica, una inflamación del sistema nervioso central que puede ser letal si no se trata a tiempo. Por esta razón, la CAR ha implementado un plan de erradicación que incluye la entrega de kits especiales para la recolección y disposición segura del caracol, además de jornadas pedagógicas para informar a la comunidad sobre los riesgos y las medidas de prevención.
La intensificación de las lluvias aumenta la presencia de caracol gigante africano, esta plaga invasora ha reaparecido en varios municipios de Cundinamarca y desde la @CAR_Cundi ya estamos actuando:
— Alfred Ballesteros Alarcón (@Alfred_Balle) June 16, 2025
✔️ Entrega de kits especializados
🤝 Capacitación a las comunidades
Aunque… pic.twitter.com/bO8Bu7bXAy
El contacto directo con este molusco, incluso mínimo, puede ser peligroso. Estudios científicos indican que la baba del caracol puede contener larvas de parásitos que, al entrar en contacto con humanos, pueden provocar enfermedades como meningitis, bronquitis y trastornos intestinales. Por ello, las autoridades ambientales insisten en no manipular estos caracoles sin protección adecuada, y recomiendan el uso de guantes y mascarillas durante su recolección.
El caracol gigante africano también representa un riesgo ambiental considerable. Esta especie invasora se alimenta vorazmente de una amplia variedad de plantas, poniendo en peligro cultivos y desplazando a especies nativas, lo que altera el equilibrio ecológico. Su capacidad para adaptarse a diferentes climas y condiciones hace que su control sea especialmente complejo.
En Estados Unidos, por ejemplo, las autoridades han declarado al caracol africano una plaga peligrosa debido a su rápido crecimiento y reproducción: un solo ejemplar puede poner hasta 2,000 huevos al año. Además, este molusco puede transmitir gusanos pulmonares de rata, que en humanos pueden migrar al cerebro y causar meningitis, lo que ha llevado a establecer zonas de cuarentena para evitar su expansión.
En Colombia, la CAR ha distribuido kits con insumos como sal refinada, cal hidratada, guantes de nitrilo y bolsas especiales para garantizar la manipulación segura de estos caracoles. Las jornadas de capacitación buscan que las comunidades reconozcan al caracol gigante africano, comprendan su ciclo biológico y adopten prácticas para su control efectivo.
La recomendación general para la población es clara: no tocar ni manipular directamente al caracol, reportar su presencia a las autoridades ambientales y seguir las indicaciones técnicas para su manejo. La prevención es fundamental para evitar la transmisión de enfermedades y proteger tanto la salud humana como la biodiversidad.




