El presidente de Colombia, Gustavo Petro, anunció el lunes 20 de octubre de 2025 que el Tratado de Libre Comercio Colombia‑Estados Unidos (TLC) “queda suspendido de facto”, como consecuencia de la imposición por parte de la administración de Donald Trump de nuevos aranceles del 10 % a las exportaciones colombianas hacia Estados Unidos.
Antecedentes
El TLC entre Colombia y Estados Unidos entró en vigencia el 15 de mayo de 2012, tras su aprobación en los congresos de ambos países. Desde entonces, se estableció como el principal marco de comercio preferencial bilateral entre Colombia y EE.UU., otorgando aranceles reducidos o nulos para numerosas categorías de productos colombianos que entran al mercado estadounidense.
En los últimos años, sin embargo, las relaciones entre los dos países se han tensionado por – entre otros factores – la interpretación de Colombia sobre políticas de drogas, inspecciones aduaneras, y la dependencia comercial colombiana de EE.UU. como destino de exportaciones primarias.
Lo que dijo Petro
A través de su cuenta en la red X (antes Twitter), Petro escribió:
“El TLC está suspendido de facto y por decisión unilateral del gobierno estadounidense. Al poner aranceles de 10 %, ya se violó el tratado del TLC y se volvieron nulas las antiguas preferencias arancelarias que hacían que Colombia estuviera bajo control de EE. UU. Están rotas…”
Añadió:
“Nos dejan libres, que no nos asuste ser libres; tenemos todo el mundo por delante, trabajemos por recorrerlo, entenderlo y seducirlo… Trump no controla a Colombia; el único control real en una democracia lo ejerce el pueblo”
Asimismo, avisó que su gobierno revisará con el gabinete y emitirá decretos “en defensa del trabajo nacional y de la vida de la humanidad” para presentar respuestas frente a la medida estadounidense.
Qué implica “suspensión de facto”
Cuando Petro habla de “suspensión de facto”, no se refiere a una denuncia formal o terminación del tratado mediante los mecanismos previstos en el propio acuerdo o la ley internacional. Más bien, señala que la conducta unilateral de Estados Unidos (introducción del arancel del 10 %) rompe el principio de trato preferencial previsto en el TLC, lo cual, según el mandatario, deja sin efecto práctico las ventajas del acuerdo.
Desde el punto de vista de Colombia, la interpretación es que:
- Las preferencias arancelarias que gozaba Colombia bajo el TLC pierden sentido ante la nueva barrera arancelaria.
- La relación comercial deja de regirse por los términos originales del acuerdo, generando una situación de incertidumbre.
- Colombia se reivindica como nación “libre” de mecanismos de control externo, en este caso, reclamando autonomía frente a decisiones de EE.UU. que afectan la economía nacional.
Respuesta de Estados Unidos y contexto internacional
El anuncio se produce en medio de una escalada diplomática entre los dos países: Estados Unidos ya había advertido con imponer nuevos aranceles a Colombia tras acusaciones dirigidas a Petro.
Desde la perspectiva estadounidense, la imposición de aranceles se justifica bajo la lógica de que Colombia estaría vulnerando su compromiso contra el narcotráfico o colaborando con entidades ilícitas, según declaraciones de funcionarios de Washington.
Por su parte, el sector privado colombiano ya ha manifestado preocupación por las implicaciones: un aumento de aranceles podría golpear exportaciones clave como flores, café, frutas, confecciones, así como inversiones y empleo.
Sectores que podrían verse afectados
- Exportaciones agrícolas y agroindustriales: flores, frutas, café. Muchos de estos productos dependen de acceso preferencial al mercado estadounidense para competir.
- Sectores manufacturados y no minero-energéticos que han tratado de diversificar exportaciones. El aumento de costos arancelarios reduce competitividad.
- Inversión extranjera directa (IED): EE.UU. es el principal origen de inversión en Colombia, y la percepción de riesgo comercial puede afectar flujos.
- Empleo: miles de empresas colombianas exportan a EE.UU.; una restricción de acceso podría poner en riesgo puestos de trabajo y cadenas productivas locales.
Qué sigue y posibles escenarios
- Renegociación del TLC: Petro ha reiterado en varias ocasiones que buscaría modificar los términos del acuerdo para incorporar criterios de soberanía, trabajo nacional y sostenibilidad ambiental.
- Contramedidas regulatorias: El gobierno colombiano prepara decretos que pueden ajustar la política comercial, arancelaria y de inversión hacia una posición más autónoma frente a EE.UU.
- Diversificación de mercados: En paralelo, es probable que Colombia intensifique esfuerzos para reducir la dependencia del mercado estadounidense, buscando nuevas alianzas comerciales en Asia, Europa o la región andina.
- Impactos económicos y riesgo político: Si las barreras comerciales se endurecen, podrían verse consecuencias sobre el crecimiento económico, empleo y confianza inversionista. También puede reavivarse un debate político interno sobre la estrategia de inserción internacional.
Reflexiones finales
El pronunciamiento de Petro marca un punto de inflexión en la relación comercial y diplomática entre Colombia y Estados Unidos. Más allá de la mera retórica, implica una lectura estratégica del Gobierno colombiano sobre el modelo de integración vigente: apuesta por mayor autonomía, reivindicación del rol de la soberanía nacional y cuestionamiento de lo que considera una asimetría estructural en el TLC.
Para Colombia, el reto es doble: gestionar los costos inmediatos de una potencial ruptura parcial o real del acuerdo comercial, al tiempo que construye una arquitectura alternativa de comercio e inversión que responda a sus objetivos de desarrollo, empleo y competencias en un mundo globalizado que cambia rápidamente.




