En un giro dramático que podría agravar las tensiones con grupos armados ilegales, el presidente Gustavo Petro lanzó un contundente mensaje a los secuestradores del pequeño Lyan Hortúa, el niño de 11 años arrebatado violentamente de su hogar en la vereda Potrerito de Jamundí hace ya 18 días.
«Lyan no es mercancía. Quienes convierten un niño en mercancía ya no son sino tratantes de personas: esclavistas», manifestó el mandatario en un mensaje que ha sacudido los círculos políticos y militares al instar directamente a los captores a una insurrección interna: «Quienes lo retienen, desobedezcan a sus superiores. Libérenlo ya».
Esta inusual exhortación presidencial a la desobediencia dentro de las estructuras criminales se interpreta como una estrategia desesperada ante el prolongado cautiverio del menor, que ya cumple casi tres semanas en poder de sus captores sin que las autoridades hayan logrado avances significativos.
La vicepresidenta Francia Márquez se sumó al llamado con un pronunciamiento propio, incrementando la presión gubernamental sobre los secuestradores en un caso que ha conmocionado profundamente a la opinión pública nacional.
Fuentes cercanas a los operativos de rescate revelan que existe creciente preocupación por la integridad física y psicológica del menor, mientras comunidades del suroccidente colombiano realizan vigilias permanentes exigiendo su liberación inmediata y sin condiciones.
