El presidente Gustavo Petro protagonizó un bochornoso episodio diplomático al faltar como anfitrión al encuentro más importante de mandatarios del Caribe en el marco de la Asociación de Estados del Caribe (AEC), dejando plantados a representantes de 25 países integrantes y 10 asociados que se habían desplazado especialmente para la cumbre.
La ministra de Relaciones Exteriores, Laura Sarabia, se vio obligada a ofrecer disculpas al inicio del encuentro, informando que el mandatario colombiano «no los pudo acompañar por razones de fuerza mayor», sin proporcionar detalles específicos sobre los motivos de esta ausencia que ha generado malestar diplomático.
Esta inasistencia presidencial representa un grave desaire protocolar hacia líderes regionales que habían confirmado su participación en Cartagena confiando en la presencia del jefe de Estado colombiano, configurando un incidente que podría afectar las relaciones bilaterales con países estratégicos del Caribe.
La ausencia de Petro en un evento del cual Colombia era anfitrión expone problemas de coordinación y priorización en la agenda presidencial, generando interrogantes sobre la importancia que el gobierno otorga a la diplomacia regional y los compromisos internacionales previamente adquiridos.
Fuentes diplomáticas expresaron sorpresa y molestia por la ausencia de último momento del presidente colombiano, considerando que este tipo de encuentros multilaterales requieren meses de preparación y representan oportunidades únicas para fortalecer la integración regional que Colombia ha promovido como política de Estado.
