Las intensas lluvias que han caído sobre el departamento del Huila en los últimos días, sumadas a la apertura controlada de compuertas en las represas de El Quimbo y Betania, han generado un preocupante aumento en el caudal del río Magdalena. Esta situación, que inicialmente fue presentada como una medida preventiva frente a las crecientes, se ha convertido en un verdadero drama para decenas de familias que viven de la pesca artesanal en Neiva.
Según el gremio de pescadores, las condiciones actuales del río han hecho prácticamente imposible continuar con su actividad productiva. La corriente, mucho más fuerte de lo habitual, arrastra redes, embarcaciones y limita el acceso a los bancos de peces, que se dispersan y desaparecen con los cambios drásticos en el cauce.
Fernando Gómez, presidente de la Asociación de Pescadores Artesanales del Huila (ASOPESHUILA), manifestó su profunda preocupación por el impacto económico que enfrentan. “Con este nivel del río, es imposible trabajar. La corriente arrastra todo, los peces no se asoman, y nuestra pesca es mínima. Estamos viendo cómo, día tras día, nuestras familias no tienen qué comer”, denunció.
Bloqueo
La desesperación llevó a los pescadores a tomar una drástica decisión: bloquear la avenida Circunvalar, una de las principales arterias viales de la ciudad de Neiva. Con redes vacías, pancartas y consignas como “El río crece, la pesca desaparece”, interrumpieron el tránsito por varias horas, afectando el tráfico vehicular y provocando una alta congestión.
Según los manifestantes, esta acción fue la única forma de visibilizar su situación. Denuncian que han intentado comunicarse con la Alcaldía de Neiva y la Gobernación del Huila sin obtener respuestas claras ni propuestas de solución. También piden la intervención directa de Emgesa, la empresa encargada de la operación de las hidroeléctricas, para que asuma su responsabilidad frente a los impactos generados por la regulación hídrica.
Piden soluciones urgentes
Entre las exigencias del gremio se encuentra la implementación de un plan de emergencia que incluya ayudas económicas temporales, subsidios alimentarios y la creación de una mesa de diálogo inmediata. “No pedimos limosnas, pedimos que se nos garantice el derecho a trabajar y a alimentar a nuestras familias. Esta no es una situación provocada por nosotros, sino por decisiones técnicas que no contemplan nuestro sustento”, expresó Gómez.
Desde la Gobernación del Huila se anunció que se está evaluando la situación, aunque aún no se ha definido una ruta clara de atención. Por su parte, la Alcaldía de Neiva indicó que hará seguimiento al caso a través de la Secretaría de Desarrollo Económico.
Preocupación
La tensión sigue en aumento. Los pescadores han advertido que, si no se establece una interlocución efectiva y soluciones prontas, continuarán con jornadas de protesta, incluso en puntos más estratégicos de la ciudad. “La pesca artesanal está al borde del colapso. Si no actuamos ahora, no habrá mañana para cientos de familias que viven del río”, concluyó Gómez.




