En un sorpresivo movimiento político, el Congreso de Perú destituyó este viernes a la presidenta Dina Boluarte tras un juicio político relámpago motivado por la creciente crisis de inseguridad que atraviesa el país. La decisión fue aprobada con amplia mayoría parlamentaria, luego de semanas de tensión entre el Ejecutivo y el Legislativo por el manejo del orden público y los cuestionamientos a la gestión gubernamental. Boluarte, quien había asumido el poder en diciembre de 2022 tras la destitución de Pedro Castillo, se convirtió así en la tercera mandataria removida por el Congreso peruano en menos de una década.

El Parlamento designó de inmediato al hasta ahora presidente del Legislativo, José Jerí, un abogado de 38 años, como nuevo jefe de Estado. Jerí, quien juró el cargo en una sesión extraordinaria, prometió restaurar la estabilidad política y recuperar la confianza de la ciudadanía en las instituciones. En su primer discurso, aseguró que su prioridad será enfrentar la violencia criminal que afecta a varias regiones del país y convocar a un diálogo nacional para recomponer la gobernabilidad. “El Perú necesita reconciliación, no más divisiones ni improvisación”, expresó ante los congresistas.
La destitución de Boluarte ha generado reacciones encontradas tanto dentro como fuera del país. Mientras sectores políticos y sociales celebraron la decisión como una respuesta a la falta de resultados del Gobierno en materia de seguridad y transparencia, otros la consideran una muestra más de la fragilidad institucional del Perú. Analistas advierten que el nuevo presidente enfrentará el desafío de gobernar en un clima de polarización y desconfianza ciudadana, donde la estabilidad política continúa siendo un objetivo tan urgente como esquivo.




