El paro minero y campesino mantiene bloqueadas las principales vías de Boyacá. Los manifestantes exigen garantías económicas, pago de deudas de Gensa y cambios en la política ambiental que les prohíbe trabajar en zonas de páramo. Paro minero y campesino pone en riesgo los páramos de Boyacá.
El gobernador Carlos Amaya afirmó que el presidente Gustavo Petro se equivoca al creer que todos los parameros buscan explotar carbón. Sin embargo, las acciones de protesta afectan ecosistemas estratégicos. Cada bloqueo, quema de pastos y ocupación de áreas de alta montaña pone en riesgo la biodiversidad y el agua que abastece a millones de colombianos.
Roberto Arango, líder de los parameros, denuncia que la delimitación de páramos los dejó sin sustento. Reclaman que se permita la actividad agropecuaria y minera por encima de los 3.000 metros, mientras organizaciones ambientales alertan sobre el peligro inminente para la vida de estos ecosistemas.

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Páramos de Boyacá, los más vulnerables del país
Un estudio del Instituto Humboldt y la Universidad del Rosario confirmó que Boyacá concentra el mayor número de focos de calor en páramos de Colombia. Entre 2012 y 2023 se detectaron 4.545 focos, una cifra que evidencia la fragilidad de estos ecosistemas ante quemas agrícolas, ampliación de frontera y cambio climático.
Los páramos Tota-Bijagual-Mamapacha, Pisba e Iguaque-Merchán lideran los registros de incendios y degradación ambiental. Cada perturbación reduce la capacidad de los suelos para retener agua, compromete la biodiversidad y afecta el abastecimiento hídrico de ciudades como Tunja y Bogotá.

La presión de mineros, campesinos y guaqueros sobre estas zonas amenaza con agravar la crisis ecológica. Expertos advierten que permitir la minería o cultivos en estas áreas sería un golpe irreversible para los páramos.
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Economía local versus vida de los ecosistemas
Los manifestantes aseguran que necesitan trabajar para sobrevivir, pero la confrontación entre economía local y conservación ambiental tiene a los páramos en riesgo.

El paro bloquea vías como Tunja-Bogotá, Paipa-Sogamoso y Ventaquemada, afectando turismo y comercio. La gobernación y el Gobierno nacional instalaron mesas de diálogo, pero los avances son mínimos. Mientras tanto, los páramos siguen expuestos a la presión humana.
Ambientalistas, Cotelco Boyacá y autoridades nacionales coinciden en que el conflicto no puede resolverse debilitando la protección ambiental. Si los páramos colapsan, el agua y la vida de millones estarán en juego.




