El Gran Paro Nacional de 48 horas llegó a su fin este jueves con un cabildo abierto en Bogotá donde el respaldo gubernamental se hizo evidente con la presencia de varios integrantes del oficialismo, destacándose la participación del ministro del Trabajo, Antonio Sanguino, como el único funcionario del gabinete que acompañó físicamente el evento.
La presencia selectiva de Sanguino en el cierre de las protestas evidencia la estrategia calculada del gobierno Petro, que ha mantenido un respaldo público a las movilizaciones sin comprometer políticamente a todo su gabinete ministerial en un evento que generó controversias por los bloqueos y disturbios.
Aunque el Ejecutivo insiste en que «la convocatoria de la huelga general no nació de ellos, sino de los sindicatos», la participación oficial en marchas y el respaldo público a los manifestantes demuestran una coordinación estratégica entre el gobierno y las centrales obreras.
El cabildo abierto sirvió como escenario para que dirigentes sindicales y funcionarios del oficialismo ratificaran su unión en torno a la agenda de reformas sociales y la consulta popular, consolidando el frente común que enfrentará al Congreso en las próximas batallas legislativas.
Esta culminación del paro con presencia gubernamental marca un precedente en las relaciones entre el Ejecutivo y el movimiento sindical, donde la línea entre protesta social espontánea y estrategia política coordinada se vuelve cada vez más difusa en la confrontación con el poder legislativo.
