Parkinson y alimentación: la conexión que debes conocer

Parkinson y alimentación: la conexión que debes conocer
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factores genéticos y ambientales tienen un rol importante, estudios recientes sugieren que ciertos hábitos alimentarios podrían influir en la aparición temprana de sus síntomas(parkinson). La dieta, lejos de ser un aspecto secundario, podría ser una herramienta clave en la prevención o al menos en la ralentización de la progresión inicial.

Alimentos que podrían acelerar los primeros signos

Una dieta rica en grasas saturadas y productos ultraprocesados puede promover inflamación y estrés oxidativo, condiciones que dañan las neuronas relacionadas con el Parkinson.
Entre los alimentos con mayor riesgo se encuentran:

  • Carnes procesadas (salchichas, embutidos, tocino)
  • Bollería industrial y snacks envasados
  • Frituras, comidas rápidas y alimentos con grasas trans

Estos productos, consumidos con frecuencia, no solo afectan el corazón o el peso, sino también el equilibrio químico del cerebro.

¿Qué pasa con los lácteos?

El consumo elevado de leche baja en grasa ha sido relacionado en algunos estudios con un riesgo ligeramente mayor de desarrollar Parkinson. Aunque no hay conclusiones definitivas, se investiga si ciertos compuestos presentes en la leche podrían afectar negativamente a las células dopaminérgicas.

Pesticidas: un riesgo silencioso en la mesa

Incluso frutas y verduras, cuando están contaminadas con pesticidas, pueden tener efectos neurotóxicos. La exposición prolongada a estas sustancias se ha vinculado a disfunciones neuronales.
¿La recomendación? Lavar bien los alimentos o preferir productos orgánicos cuando sea posible.

Lo que protege: aliados naturales del cerebro

Afortunadamente, hay muchos alimentos que podrían ayudar a retrasar o prevenir el deterioro neurológico. Una dieta basada en alimentos frescos, ricos en antioxidantes y grasas saludables, es una fuerte aliada del sistema nervioso.
Incluye en tu dieta:

  • Frutas rojas, vegetales verdes, tomate y brócoli
  • Pescados como salmón o sardinas, nueces, semillas de lino o chía
  • Legumbres, aceite de oliva, cereales integrales

Este patrón alimentario, muy cercano a la dieta mediterránea, ha demostrado beneficios no solo para el corazón, sino también para el cerebro.

¿Café? Con moderación, podría ser positivo

La cafeína, en dosis moderadas, ha mostrado efectos neuroprotectores en diversos estudios. Tomar café o té sin excesos podría aportar beneficios para la salud cerebral y ayudar a reducir el riesgo de Parkinson.

Conclusión: una alimentación consciente marca la diferencia

Aunque la dieta no es la única causa del Parkinson, sí puede influir en el riesgo de aparición temprana de sus síntomas. Adoptar una alimentación variada, rica en antioxidantes y baja en productos ultraprocesados, podría ser una forma efectiva de cuidar la salud cerebral desde hoy.


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