La oferta y demanda de camiones de carga en Colombia, durante los últimos años, ha aumentado por la necesidad de renovación y ampliación de flotas de las empresas transportadoras, y debido a factores relacionados con nuevos emprendimientos surgidos en la pandemia.
Adicionalmente, según reporte de Andemos basado en el Registro Único Nacional de Tránsito (Runt), al cierre de julio 2021 se han matriculado 14.075 camiones de carga de menos de 10.5 toneladas y 3.313 de más de 10.5 toneladas. Ambos segmentos con un crecimiento constante.
En este sentido, los nuevos esquemas logísticos de entrega, en los sectores de salud, elementos de primera necesidad y alimentos, han sido los de mayor demanda de camiones, para garantizar la entrega de suministros en todas las ciudades del país.
El sector de alimentos por ejemplo, requiere de unidades con condiciones básicas para asegurar la preservación de los productos, pero, ¿cómo elegir el vehículo de carga ideal, ante la gran variedad de alternativas de modelos del mercado?
Juan Fernando Muñoz, gerente de Marketing y Comercial de Distribuidora Hino de Colombia, “existen varios aspectos a tomar en cuenta para que la adquisición del camión favorezca la rentabilidad de la actividad y el cuidado de los productos según su tipo: perecederos y no perecederos”.
Para el transporte frutas y verduras, recomienda un camión tipo estacas de madera, para mantener los alimentos frescos durante su movilización en distancias cortas entre los cultivos o puntos de acopio y los centros de abasto.
En el caso de alimentos con fecha de caducidad extensa; los no perecederos como granos, cereales, azúcar, entre otros; aquellos que no requieren refrigeración como enlatados, productos larga vida; elementos de primera necesidad e insumos médicos, lo ideal es un furgón metálico.
Finalmente para productos perecederos como carnes, huevos, congelados, lácteos y sus derivados, lo adecuado es un camión refrigerado para que conserve la cadena de frío que garantice su estado.
Agregó que “es importante determinar la capacidad del camión y para ello es necesario definir si se usará dentro o fuera de la ciudad, el tipo de terreno a enfrentar, las necesidades logísticas y unidad de empaque”.
En caso de usarse dentro del perímetro urbano y dependiendo las normas de circulación de cada ciudad, la recomendación es optar por un vehículo de carga liviano o mediano, entre 3 y 7 toneladas de capacidad de carga. Para grandes operaciones logísticas en ciudad como son entrega en grandes superficies o recolección de residuos, un vehículo de hasta 10 toneladas cumpliría con la misión.
Si el camión se va a usar en carretera y se requiere para transportar una mayor cantidad de insumos, lo ideal es un vehículo de más de 10 toneladas, u optar por uno tipo mini mula o tractocamión.
Para garantizar el cuidado de los productos, es recomendable también que la zona de carga de los camiones sea adaptada mediante repisas, cajones separadores, sistemas de carga y descarga, entre otros, para que los insumos no se golpeen entre sí o se estropeen.
Agregó que “siempre se debe evaluar la tecnología a nivel mecánico y emisiones que ofrece la marca, tipo de motor, potencia y torque sobretodo en condiciones geograficas como las nuestras, capacidades de carga tanto en volumen como en peso, acompañamiento en ruta con telemetría y seguimiento”.
Además, la inversión que representa el negocio de transporte de carga, requiere siempre de un análisis profundo de las distintas opciones de costos y beneficios que ofrece el mercado, así como la retribución a mediano y largo plazo que obtendrá el comprador.
Además de las facilidades de pago a las que podría acceder el cliente, hay que valorar la garantía y respaldo posventa que ofrece el fabricante, que ayudará a que la unidad, sea mucho más productiva para el negocio a lo largo de su vida útil.

