
Rusia y Cuba disputan un amistoso este lunes por la tarde para el que los anfitriones se han preparado debidamente. A la llegada de los jugadores visitantes, se ofreció pan con sal sobre una tela con bordados populares conocida como ‘rushnik’. Algunas mujeres, como rinde la tradición eslava, se encargaron del obsequio, que los latinoamericanos comieron, conscientes de que no hacerlo sería una falta de respeto.
Desde los tiempos de la Unión Soviética, las relaciones entre Cuba y Rusia son ágiles y amables. Este lunes por la tarde, de hecho, se ven las caras en un partido amistoso internacional que regaló una imagen interesante y que da pie a detenerse un poco en la tradición eslava. Un grupo de mujeres recibió a los internacionales latinoamericanos con pan y sal encima de una tela con bordados típicos de la cultura local, pero ¿por qué?
En su tradición, el pan representa el bienestar, la riqueza y la salud, mientras que la sal protege de lo malo. De hecho, ha habido etapas de zares en las que, en ciertos territorios con disputas, se recomendaba abiertamente ofrecer pan y sal al enemigo para convertirlo en amigo. El gesto de concordia, por extensión, se matiene en la actualidad. De ahí que la expedición se encontrara con una escena de respeto nada más bajar de su avión.
Los futbolistas comieron el aperitivo puesto sobre el ‘rushnik’, nombre con el que se conoce a la batista que se calza debajo del alimento. No hacerlo supondría una falta de respeto, una suerte de rechazo a las buenas intenciones de quien entrega la hogaza. Después, se dirigieron a su hotel de concentración entre sonrisas y comentarios sobre lo que acababa de ocurrir, pues no es habitual para ellos visitar esta nación.
Las buenas relaciones entre Rusia y Cuba se remontan a los años 60, tras la revolución que encarriló décadas de dependencia económica y de afables comunicaciones con el rabillo del ojo puesto en Estados Unidos. La Habana siempre ha sido un enclave importante para Moscú en su tensión con Norteamérica. Recuérdese la Crisis de los Misiles, detonada por salir a la luz que la Unión Soviética guardaba cabezas nucleares de alcance medio en su país socio.