Palabras del General Jorge Luis Vargas tras llegada de Fabio Ochoa a Colombia

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El regreso de Fabio Ochoa, uno de los exjefes del Cartel de Medellín, a Colombia ha generado gran controversia. El narcotraficante, que pasó más de 20 años en prisión en Estados Unidos, llegó al país el 23 de diciembre de 2024, en calidad de deportado. Su llegada al aeropuerto El Dorado de Bogotá fue recibida con gran expectación, con un centenar de personas esperando en el área de llegadas internacionales para ver el reencuentro de Ochoa con su familia y amigos.

Este recibimiento, considerado inusual dada la naturaleza del personaje, causó indignación entre muchos colombianos. En este contexto, el general (r) Jorge Luis Vargas, exdirector de la Policía Nacional, calificó el suceso como una especie de bienvenida a un “rockstar”, comparando la atención mediática y el entorno de su llegada con la que recibiría una celebridad de alto perfil, como un futbolista o una estrella del entretenimiento.

Vargas, quien participó en la captura de Ochoa en los años 90, recordó las atrocidades cometidas por el Cartel de Medellín, el clan Ochoa y otras organizaciones del narcotráfico, como el Cartel de la Costa y el Cartel de Cali. En una entrevista con Caracol Radio, Vargas señaló que la llegada de Ochoa no podía ser vista de manera ligera, dado el legado de violencia, corrupción y muerte asociado con estos carteles, los cuales, en su opinión, dejaron una marca profundamente negativa en la historia del país.

«Lo que causó el Cartel de Medellín, el clan Ochoa, el Cartel de la Costa, el Cartel de Cali fue horrible», afirmó el general, quien destacó la oscuridad de esa etapa en la historia colombiana. «Estamos viviendo ese legado horroroso del narcotráfico», añadió, subrayando que la violencia que generaron esos carteles aún persiste en el país.

Fabio Ochoa: uno de los líderes del Cartel de Medellín

Fabio Ochoa Vásquez, nacido en Medellín el 2 de mayo de 1957, se vinculó al narcotráfico en los años 80, cuando se unió a Pablo Escobar y sus hermanos, Jorge Luis y Juan David Ochoa, para fundar el Cartel de Medellín, que llegó a ser una de las organizaciones criminales más poderosas y temidas del mundo.

Ochoa estuvo involucrado en numerosos crímenes, entre ellos el asesinato del piloto Barry Seal, exmiembro del Cartel que se convirtió en informante de la DEA, en 1986. Además, lideró operaciones de contrabando de grandes cantidades de cocaína hacia Estados Unidos, con estimaciones de hasta 30 toneladas mensuales entre 1997 y 1999.

En los años 2000, las autoridades mexicanas también identificaron vínculos entre Ochoa y el Cartel del Milenio, otra importante organización criminal. Sin embargo, su carrera criminal comenzó a declinar cuando el gobierno colombiano ofreció beneficios a los narcotraficantes dispuestos a entregarse, lo que llevó a su captura en 1999.

Ochoa fue extraditado a Estados Unidos en 2001, donde fue sentenciado a 30 años de prisión por cargos de tráfico de drogas, conspiración y otros delitos relacionados con el narcotráfico. Después de cumplir su condena en territorio estadounidense, fue deportado a Colombia, donde su llegada ha generado una polémica renovada sobre el legado del narcotráfico en el país.


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