Países Bajos arrasó con Rumanía

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Países Bajos vivió unos días de enfados, inseguridades y reproches desde el último partido de la fase de grupos, que terminaron este martes en Múnich. Rumanía pagó los platos rotos de una selección que aspira a jugar muchísimo mejor de lo que lo hizo ante Austria. Y lo demostró barriendo a los rumanos con la superioridad que se podía intuir por nombres, pero que no era tan evidente en la previa del partido. Un 0-3 que indica que hay brotes naranjas en esta Oranje.

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Los diez primeros minutos asustaron a los neerlandeses por una intensísima presión rumana que fue como un filtro de Instagram, solo valiendo para la primera impresión. Según pasaban los minutos, Países Bajos se adueñó del partido y aplastó a los once rumanos hasta su área.

Reijnders y Schouten jugaron tan cómodos que, en los primeros treinta minutos, ambos firmaron un 100% de acierto en pases (29 y 21 respectivamente). Ambos, pero sobre todo Schouten, se hincharon a dar pases verticales hacia los dos mediapuntas, Xavi Simons y Bergwijn. Koeman repitió el sistema híbrido de la primera jornada con el que defendían en un 4-2-3-1 pero atacaban en un 3-2-2-3.

Un par de llegadas sin mucho peligro de Rumanía y algún córner de Países Bajos precedieron al gol de Gakpo. O Gakpinho, porque con la selección se transforma en una versión de él mismo mucho más valiente, vertical y determinante. Schouten encontró a Xavi Simons a la espalda de los Marin. Abrió el juego para Gakpo y el del Liverpool encaró, como había prometido en la previa, a Ratiu. Se la echó a la diestra y marcó. Difícil ponerle un pero a Nati cuando te disparan desde la frontal del área pequeña a 121 km/h. Gakpo tiene predilección por las grandes citas: de los 12 goles que ha marcado con la selección, la mitad de ellos han sido en Mundiales o Eurocopas.

A partir de aquí, el partido fue un entrenamiento para Países Bajos. Más para los de ataque que para los defensas, claro. Pero la sensación de agobio para Rumanía estaba siendo difícil de gestionar. Afrontaron diez saques de esquina en contra en la primera parte. Mogos, castigado una y otra vez por las subidas de Dumfries, tuvo que ser sustituido por un golpe y a Racovitan, su sustituto, no le fue mucho mejor. Hagi, extremo izquierdo, acabó de lateral gran parte del tiempo.

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No solo se empezaron a suceder las llegadas con peligro de Países Bajos, sino también las ocasiones cantadas. Xavi Simons volvió a demostrar que está especialmente nervioso con la camiseta naranja (o azul marina esta vez) siendo incapaz de empujar un pase de la muerte de Dumfries con todo a favor. Ya en la segunda parte, el lateral del Inter repitió, pero ni Malen ni Memphis (este último molestado por Ratiu) fueron capaces de rematar en condiciones.

Racovitan salvó otro pase de la muerte que iba hacia Gakpo. Van Dijk cabeceó al palo. Nita le sacó un disparo fabuloso a Gakpo tras una conducción maradoniana desde su propio campo. Gakpo volvió a marcar, pero en fuera de juego. Memphis disparó por debajo de la barrera y se le fue rozando el palo. También a Veerman cuando buscó el palo más lejano. Malen decidió mal en un contragolpe de tres contra tres en el que Racovitan le negó el doblete a Gakpo.

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Hasta que llegó el gol de Malen. A pase de, claro, Gakpinho. Rumanía no podía más. El futbolista del Liverpool le ganó la partida a un Dragusin que estuvo colosal durante todo el partido, salvó el balón sobre la línea y le cedió el balón a Malen, quien no falló a puerta vacía. En el añadido, el delantero del Dortmund se desquitó de su gol en propia puerta del último partido con una contra que llevó hasta el área y que él mismo materializó para el 3-0.

Un 0-3 que no solo daba la tranquilidad suficiente como para superar el partido, sino también para señalar que este equipo no era tan malo como pareció ante Austria. Dumfries fue una tortura por la banda derecha, Veerman se dio cuenta de que no está sentenciado en la selección cuando saltó al campo en el 69, Schouten-Reijnders puede ser un doble pivote sólido en la construcción y Gakpo es una individualidad determinante en las grandes noches. Todavía queda por recuperar al mejor Xavi Simons o que Memphis deje de estar peleado con el gol. Pero hay brotes naranjas.


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