El Pafos vivió una noche amarga en la Liga de Campeones tras caer 1-5 frente al Bayern Múnich, en un partido que dejó en evidencia la diferencia de jerarquía entre ambos equipos. El cuadro chipriota, que llegaba con ilusión a su segunda jornada de la fase de grupos, apenas pudo sostener la presión del rival y terminó superado de principio a fin.
Aunque Mislav Oršić dio un respiro momentáneo con su gol al minuto 45, el tanto fue apenas un consuelo en medio del dominio absoluto del conjunto alemán. El Pafos intentó competir en intensidad, pero se vio sobrepasado por la velocidad y contundencia de la delantera bávara, que aprovechó cada espacio para convertir en el marcador.
Las estadísticas reflejaron claramente el desarrollo del encuentro: solo 6 remates totales y 2 al arco por parte del Pafos, frente a los 26 disparos del Bayern, de los cuales 15 fueron directos a portería. Esa diferencia marcó la imposibilidad del conjunto chipriota de generar peligro sostenido en campo contrario.
En cuanto a la posesión, el dominio visitante fue casi total, con un 67% frente al 33% de los locales. El Pafos trató de mantener la pelota en ciertos tramos, pero sus 352 pases con un 75% de precisión fueron insuficientes para contrarrestar la fluidez y control del Bayern, que prácticamente manejó el ritmo del partido a su antojo.
El aspecto físico también pasó factura: el equipo chipriota cometió 11 faltas, muchas de ellas fruto de la desesperación por frenar a figuras como Harry Kane, Raphaël Guerreiro y Nicolás Jackson, quienes se hicieron presentes en el marcador. Esa incapacidad de contener dejó expuesta a una defensa que sufrió de principio a fin.
El gol de Oršić fue el único destello positivo de una noche en la que el Pafos se encontró superado en todas las líneas. La falta de ocasiones y el bajo volumen ofensivo mostraron que aún le falta experiencia para competir contra rivales de talla mundial.
Con esta derrota, el Pafos queda obligado a reaccionar en las próximas jornadas si quiere soñar con mantenerse con vida en el torneo. La diferencia mostrada ante el Bayern es un llamado de atención sobre el nivel que exige la Champions, donde cualquier desconcentración puede pagarse con un resultado abultado.




