Una llamada que estremeció la ciudad
Sobre el mediodía del jueves 3 de julio, la central de Policía de Duitama recibió una llamada urgente desde la Defensa Civil: una mujer había llegado sin signos vitales a la Cruz Roja de la carrera 16.
La patrulla de vigilancia fue enviada de inmediato al lugar. Al llegar, se encontraron con una escena dolorosa: un vehículo estacionado sobre la vía principal y un hombre les dijo que era el padre de la joven.
La víctima tenía 27 años. Él mismo la había llevado hasta allí, pero ya era tarde.
El hallazgo
Horas antes, hacia las 11:00 de la mañana, el padre de la joven llegó a la vivienda de su hija, ubicada en el barrio Manzanares. Iba a visitarla como de costumbre, sin sospechar que esa visita cambiaría su vida para siempre.
Al abrir la puerta, se encontró con una escena devastadora: su hija estaba colgando de la puerta de la habitación. Según narró el hombre a las autoridades, la reacción fue inmediata: cortaron el lazo y la subieron al vehículo, con la esperanza de salvarle la vida.
Pero cuando llegaron a la Cruz Roja, el personal médico solo pudo confirmar lo que ya temían: la joven ya no tenía signos vitales.
Una tragedia que golpea a toda Duitama
Este caso, que aún se investiga como un presunto suicidio, ha provocado una ola de tristeza entre los habitantes de la ‘Perla’ de Boyacá. El hecho se dio a conocer en la tarde del mismo jueves, y desde entonces ha dejado un vacío en la comunidad.
¿Quién escucha el dolor invisible?
Más allá de las cifras, estos lamentables casos deben invitar a una reflexión profunda como sociedad. ¿Cuántas personas están viviendo dolores que no se ven, batallas internas que no se cuentan? ¿Cuántos padres hoy no saben que sus hijos están gritando por dentro, aunque sonrían por fuera?
El silencio no debe ser una condena.
Hablar salva vidas. Escuchar también.
¿Y la salud mental? Otro programa más en el papel
Se habla mucho de salud mental en Colombia.
Pero cuando de verdad se necesita, no está.
Sí, hay líneas. Sí, hay campañas. Pero el sistema sigue sordo, lento y desconectado. Todo es diagnóstico y papeleo. Formularios. Redirecciones. Esperas. Nadie escucha a tiempo. Nadie actúa a tiempo.
¿De qué sirven los programas si la gente no llega a ellos? ¿De qué sirve tener «protocolos» si los profesionales no alcanzan, si no hay acceso real, si la salud mental sigue siendo un lujo para quien puede pagarla o entenderla?
No se trata de “crear más programas”. Se trata de hacerlos funcionar. De dejar de hablar bonito en entrevistas y actuar con miseria en los presupuestos. De dejar de fingir que lo emocional es menos grave que lo físico.
Porque mientras tanto, las personas siguen cayendo en silencios tan hondos que nada alcanza a rescatarlos.
Desde este medio, expresamos nuestras más sentidas condolencias a la familia de la joven.
Sabemos que no hay palabras que reparen una ausencia así, pero sí creemos en el poder de la memoria, en la dignidad del relato, y en la necesidad de que estos hechos no pasen en silencio.
Nos duele, como ciudadanos y como periodistas, tener que contar esta historia.
Pero más nos dolería ignorarla.
Porque detrás de cada cifra hay una vida.
Y detrás de cada vida, una historia que merece ser contada con verdad y con respeto.
Si tú o alguien que conoces necesita ayuda:
- Línea 106 – Salud Mental Bogotá
- Línea 123 – Policía Nacional
- Línea 141 – ICBF
- Línea 192 opción 4 – Ministerio de Salud
No estás solo. Hablar puede marcar la diferencia.




