La Unidad Militar de Emergencias (UME) combate sin descanso un incendio en Chandrexa de Queixa (Ourense) que ya ha calcinado más de 3.000 hectáreas. El fuego, iniciado el viernes, avanza en una zona montañosa de difícil acceso donde solo pueden operar medios aéreos. Ola de incendios en España: miles de evacuados y zonas devastadas.
La magnitud del desastre obligó a cortar la línea de alta velocidad entre Ourense, Santiago de Compostela y Madrid. El Ministerio del Interior activó la fase de preemergencia del Plan Estatal de Emergencias ante el riesgo de expansión a otros puntos del país.
En otras regiones, la situación es igualmente crítica. Más de 3.700 personas fueron evacuadas en Castilla y León, 2.000 en Cádiz y 180 en urbanizaciones de Madrid. Las autoridades advierten que las altas temperaturas, el viento y la sequía favorecen la propagación de las llamas.
Tragedia en Madrid y focos activos en varias comunidades
El incendio de Tres Cantos (Madrid) dejó un saldo fatal: un hombre murió tras sufrir quemaduras en el 98 % de su cuerpo. Las llamas, avivadas por vientos de hasta 70 km/h, consumieron cerca de 1.500 hectáreas en pocas horas. Aunque algunas zonas fueron aseguradas, el riesgo persiste por la previsión de tormentas secas y fuertes ráfagas. El dispositivo de seguridad ha reubicado a los vecinos desalojados y mantiene vigilancia sobre laboratorios y áreas industriales cercanas.
En Cádiz, el fuego en Tarifa arrasó unas 300 hectáreas y obligó a desalojar a miles de personas. Las autoridades confirmaron que fue intencionado, al igual que otro conato en Los Caños de Meca. En Toledo, el incendio de Navalmoralejo está controlado al 90 %, pero el mal clima frena su extinción total.
Causas humanas y factores climáticos detrás de la crisis
Expertos coinciden en que más del 90 % de los incendios en España tienen origen humano, ya sea por negligencia, accidentes o actos intencionados. Entre las causas más comunes están la quema incontrolada de rastrojos, el uso de maquinaria en zonas de riesgo y las colillas mal apagadas.
El cambio en el paisaje rural, con abandono de prácticas como el pastoreo y la recogida de leña, ha generado masas vegetales continuas que actúan como combustible. Sumado a una primavera lluviosa que impulsó el crecimiento de vegetación y a un verano extremo en calor y sequía, el escenario es ideal para que cualquier chispa se convierta en un incendio de gran magnitud.
Las autoridades insisten en la prevención y en reforzar la vigilancia durante esta ola de calor, que podría agravar la crisis en los próximos días.