La etapa de Alexis García como entrenador de Unión Magdalena llegó a su fin tras varios meses de resultados decepcionantes y un equipo que nunca encontró el rumbo bajo su dirección. La salida fue confirmada después de la más reciente derrota del equipo, que agravó su ya comprometida situación en la tabla del descenso.
García, quien asumió el banquillo samario con la esperanza de revertir la mala campaña, se marchó sin lograr consolidar una idea clara de juego. A pesar de algunas leves mejorías puntuales, su paso por el club estuvo marcado por la irregularidad, los errores defensivos repetidos y una plantilla que nunca terminó de responder a sus indicaciones.
Desde su llegada en marzo, acompañado por Gerardo Bedoya, el técnico había generado cierta expectativa, especialmente por su amplia trayectoria en el fútbol colombiano. Sin embargo, los resultados fueron implacables: solo una victoria en once partidos dirigidos, y una tendencia descendente que generó inquietud tanto en la hinchada como en la directiva.
En varias ocasiones, García dejó entrever que no todo estaba funcionando bien al interior del grupo. Declaraciones como “hay cosas que deben hablarse puertas adentro” o “no veo el compromiso que esto exige” fueron interpretadas como señales de que la relación con el plantel estaba desgastada. Incluso, en la antesala de su salida, admitió haber considerado dar un paso al costado.
El punto de quiebre se produjo tras la caída ante Independiente Medellín, cuando las críticas se intensificaron y la presión se volvió insostenible. La directiva, consciente de que el margen para reaccionar es mínimo, decidió poner fin al proceso y buscar una nueva alternativa que le permita al equipo salir del fondo.
La salida de Alexis García marca un nuevo episodio de inestabilidad en Unión Magdalena, que no logra consolidar un proyecto duradero. El desafío ahora será encontrar un cuerpo técnico que no solo obtenga resultados inmediatos, sino que también logre recomponer un vestuario golpeado y en crisis.
