Las Fuerzas Militares de Colombia han intensificado su despliegue y capacidades operativas en una renovada ofensiva contra grupos armados ilegales. El gobierno del presidente Gustavo Petro ha ordenado desplegar unos 16.000 nuevos soldados en regiones críticas del país, priorizando zonas donde el control estatal es débil y el narcotráfico y minería ilegal tienen presencia fuerte.
Este fortalecimiento militar sucede luego del colapso de varios ceses al fuego y de la paralización de avances en negociaciones de paz. Aunque la estrategia busca recuperar control territorial y desmantelar estructuras criminales, también enfrenta críticas por el riesgo de escalada en violaciones de derechos humanos y falta de presencia social integral en las zonas intervenidas.



