En un movimiento que marca un punto de inflexión en la industria tecnológica, Nvidia adquirió una participación cercana al 4 % en Intel, con una inversión que ronda los 4.200 millones de euros. Este acuerdo no solo implica la entrada de la compañía líder en procesadores gráficos al accionariado de Intel, sino también el inicio de una alianza estratégica para el diseño conjunto de chips.
El convenio contempla la colaboración en el desarrollo de procesadores destinados tanto a ordenadores personales como a servidores de alto rendimiento, un sector clave en el que Nvidia busca ampliar su presencia y en el que Intel necesita reforzar su competitividad.
La operación se produce en un contexto en el que Intel atraviesa dificultades financieras y operativas, con retrasos en la fabricación y presión de competidores asiáticos. La entrada de Nvidia no solo representa una inyección de capital, sino también un respaldo tecnológico que podría reorientar el rumbo de la compañía.
Con este movimiento, Nvidia afianza su posición como una de las firmas más influyentes en el mercado global de semiconductores, mientras que Intel obtiene un socio estratégico para recuperar terreno en un sector donde la innovación es determinante.
La alianza refuerza la tendencia de colaboraciones entre gigantes tecnológicos para hacer frente a los crecientes desafíos de la industria de chips, marcada por la alta demanda, los costes de fabricación y la carrera por el liderazgo en inteligencia artificial y computación en la nube.




