Un año después de que Francia quedara estremecida por uno de los casos más graves de violencia sexual en su historia, Gisèle Pelicot, de 72 años, regresó este lunes al tribunal de Nimes. La mujer, que logró en 2023 la condena de 51 hombres, enfrenta ahora una nueva audiencia tras la apelación de uno de ellos, Husamettin Dogan, quien insiste en que fue manipulado por el exmarido de la víctima.
El acusado, un exobrero de 44 años, compareció ante los jueces con el rostro cubierto, asegurando que nunca tuvo la intención de cometer una violación.
“Estoy aquí porque nunca quise violar a esta dama, a quien respeto. Tengo todo el respeto por ella”, declaró ante el tribunal.
Según Dogan, Dominique Pelicot, exesposo de Gisèle y considerado el principal responsable de los abusos, lo convenció de participar en los encuentros sexuales, haciéndole creer que su esposa consentía los actos.
El acusado afirmó que conoció a Pelicot a través de internet, y que este le aseguró que su esposa “estaba de acuerdo, fingiría estar dormida y no había nada ilícito”.
Los hechos que Dogan reconoció haber presenciado ocurrieron el 28 de junio de 2019, en la vivienda de la pareja, en la comuna de Mazan. Según su testimonio, durante el acto sexual notó que la víctima roncaba y comprendió que algo no estaba bien. Asegura que se retiró de inmediato, aunque nunca alertó a las autoridades.
Un caso que conmocionó a Francia
El escándalo estalló en 2023, cuando se descubrió que Dominique Pelicot drogaba a su esposa con ansiolíticos desde 2011 hasta 2020 para dejarla inconsciente y abusar sexualmente de ella junto a decenas de hombres, a quienes contactaba por internet.
El exmarido fue condenado a 20 años de prisión, mientras que los otros 50 hombres recibieron penas de entre 3 y 15 años. Dogan fue sentenciado a 9 años, pero es el único que decidió mantener su apelación y enfrenta este nuevo juicio en libertad.
A diferencia del proceso anterior, en el que comparecieron decenas de acusados, esta vez Dogan está solo ante el tribunal, mientras más de un centenar de periodistas internacionales cubren el caso, que ha reavivado el debate en Francia sobre el consentimiento, la violencia sexual y la responsabilidad penal de quienes participan en abusos inducidos.




