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Miles de personas en Nueva Zelanda conmemoraron el Día de Waitangi (nombre del acuerdo fundacional de 1840), entre críticas al Gobierno por desgastar los derechos de los nativos maoríes.
El conflicto surgido desde noviembre pasado, cuando el Ejecutivo presentó una iniciativa legislativa para reinterpretar el acuerdo al considerar que los maoríes han conseguido privilegios y se ha infringido la igualdad de derechos, se trasladó a las festividades en Waitangi, en el norte de Nueva Zelanda, donde los nativos insistieron en que protegerán sus conquistas. El primer ministro, Christopher Luxon, no participó en las costumbres habituales de las comunidades indígenas.
Tratado «central en nuestra historia»
Además del ancestral desfile waka y la danza Kapa haka, varios de los participantes en las actividades en la villa que lleva el nombre del acuerdo exhibieron carteles en contra de los ataques militares de Israel en Gaza o corearon consignas en contra de la propuesta del gobierno de examinar el texto fundacional que tiene hoy 185 años.
Desde el sur de la nación, el primer ministro encabezó las ceremonias oficiales y pronunció un discurso en el que exhortó a la población a proyectar la Nueva Zelanda que desean para el año 2040, fecha en la que el acuerdo con la Corona británica cumplirá dos siglos.
«El acuerdo es esencial en nuestra historia y también para nuestro porvenir.» Cuando la comunidad maorí prospera, todo el país se ve favorecido. «Seguiremos tratando nuestras discrepancias con consideración y continuaremos avanzando», afirmó el conservador en un vídeo que difundió en X.
Gobierno dice defender «principio de igualdad de derechos»
Los impulsores de la legislación sostienen que la falta de claridad en los principios del Tratado ha llevado al Tribunal de Waitangi, que se ocupa, entre otros asuntos, de reclamaciones sobre la infracción de este documento, a tomar «medidas que infringen el principio de igualdad de derechos», en áreas como las cuotas étnicas en las instituciones públicas.
En la nación, que sigue siendo una democracia parlamentaria con el monarca Carlos III como líder estatal, un 20% de la población es maorí, o sea, aproximadamente uno de cada 5 millones de residentes.
Desde que asumió el mando, el Ejecutivo actual, conformado por una coalición de tres partidos conservadores, uno de ellos ultra liberal, ha anulado leyes y tratado reformas que impactan directamente al pueblo maorí, lo que ha desencadenado diversas manifestaciones en los meses recientes.




