Tras el reciente bombardeo de instalaciones nucleares en Irán por parte de Estados Unidos, crecen las dudas sobre si el expresidente Donald Trump, nuevamente al frente del gobierno, ha adoptado una nueva estrategia de seguridad basada en ataques aéreos contundentes en lugar de guerras prolongadas.
El vicepresidente JD Vance elogió la operación y sugirió que se trata de una nueva doctrina de política exterior, en la que EE.UU. usará una “fuerza abrumadora” cuando lo considere necesario. Por ahora, Irán no ha respondido con fuerza y dentro de EE.UU. no se han visto protestas significativas, pese al cansancio general de la población con los conflictos en Medio Oriente.
Esto plantea una inquietud clave: ¿seguirán otros países en la lista de posibles objetivos si Washington percibe amenazas? La falta de consecuencias inmediatas podría reforzar esta táctica como el nuevo estándar militar bajo el liderazgo de Trump.




