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Desde que inició el proceso de vacunación en el país, han surgido muchos cuestionamientos frente a la vacuna contra el COVID-19, en especial con los pacientes que están siendo tratados con inmunosupresores.
Es por esto que, desde el Grupo Colombiano de Psoriasis e Inmunodermatología, se hace un llamado a la responsabilidad con el uso y manejo de la información, para evitar mitos alrededor de la vacunación, que puedan ocasionar abandono o postergación de tratamientos médicos de base para pacientes que los necesitan.
“Nuestro sistema inmunitario reconoce que la vacuna es un elemento extraño y comienza a generar una respuesta inmunitaria y a producir anticuerpos, como sucede cuando se produce una infección natural por el nuevo coronavirus. Lo que quiere decir que las vacunas aprobadas hasta la fecha pueden ser administradas en pacientes inmunosuprimidos, ya que no se inyectará el virus vivo, y se anticipa que el perfil de seguridad sea similar en este tipo de pacientes que en la población general”, afirmó la Dra. Carolina Cortes, dermatóloga.
En línea con lo anterior, es importante aclarar que no se debe interrumpir el tratamiento inmunosupresor para recibir la vacuna. Esto implicaría un riesgo de recaída de la enfermedad de base que ya se encuentra controlada y podría ser negativo para el paciente.
Tampoco se debe modificar la pauta de administración del tratamiento inmunosupresor y siempre se debe estar bajo el control del médico de cabecera. Los expertos recomiendan la vacunación en un momento en el que la enfermedad de base esté controlada.
“Aunque la tecnología con la que se desarrolló alguna de las vacunas contra la COVID-19 es nueva, la base biológica es sólida y se ha estudiado para otros biológicos contra la gripe, el zika y la rabia. Asimismo, las vacunas fueron sometidas a los mismos estándares rigurosos de evaluación de seguridad y eficacia para todos los demás tipos de vacunas y cuentan con la aprobación y autorización para uso de emergencia por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), por lo que las vacunas disponibles en la actualidad están basadas en tecnologías que no suponen ningún riesgo”, explicó el Dr.Carlos Pérez, infectólogo.
Los efectos secundarios más comunes de la vacuna son leves y pueden incluir cierto malestar general, dolor en el lugar de la inyección e incluso fiebre, pero estos síntomas son transitorios y suelen desaparecer en 24-48 horas. La seguridad de las vacunas está confirmada por las millones de aplicaciones que se han dado a nivel mundial con muy pocos eventos adversos.