Miles de personas pasaron la noche en estaciones de tren y polideportivos tras el apagón masivo que paralizó el sistema ferroviario en España y Portugal. La interrupción del servicio se prolongó durante todo el día, obligando a las autoridades a habilitar espacios de resguardo improvisados para los pasajeros varados.
Familias enteras, turistas y trabajadores se vieron atrapados sin transporte ni información clara sobre la reanudación del servicio. Colchones en el suelo, mantas y largas colas por agua y comida definieron una noche marcada por la incertidumbre y el cansancio.
El incidente ha puesto en evidencia la fragilidad de las infraestructuras críticas ante fallos eléctricos de gran escala, y ha abierto un debate sobre los protocolos de emergencia y la preparación de los sistemas de transporte ante crisis similares.




